Vuelo sin piloto: el Airbus que cruzó media España con la cabina vacía
Un Airbus A321 de Lufthansa, con 199 pasajeros y seis tripulantes, vivió una situación digna de un thriller aéreo: voló durante diez largos minutos sin que nadie lo estuviera piloteando. El insólito episodio ocurrió el 17 de febrero de 2024 en un vuelo de Frankfurt a Sevilla, pero los detalles se dieron a conocer recientemente tras la publicación del informe oficial por parte de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil de España.
Todo iba bien hasta que, a media hora del destino, el capitán decidió ir al baño. Nada fuera de lo común. Pero mientras estaba fuera, su copiloto, de 38 años, sufrió una pérdida de consciencia repentina y severa. Así, el avión quedó literalmente sin manos en los controles. Aunque el piloto automático mantenía el rumbo, cualquier alteración habría sido un problema mayúsculo.
Durante ocho angustiosos minutos, el capitán intentó regresar a la cabina, pero la puerta de seguridad no se abría. Introdujo el código de acceso cinco veces sin éxito, mientras una azafata trataba de contactar al copiloto por el intercomunicador. La grabadora de la cabina captó ruidos extraños, consistentes con una emergencia médica grave. Finalmente, se activó el protocolo de emergencia para forzar la entrada. Justo antes de que se abriera automáticamente, el copiloto logró recobrar la conciencia brevemente y desbloqueó la puerta.
Trastorno neurológico y emergencia médica
Una vez dentro, el capitán se encontró con un panorama preocupante: su compañero estaba pálido, sudoroso y con movimientos erráticos. Solicitó ayuda médica y, por fortuna, entre los pasajeros viajaba un médico que colaboró con la tripulación para estabilizar al copiloto. El avión fue desviado a Madrid, donde aterrizó sin contratiempos y el primer oficial fue trasladado al hospital.
El diagnóstico posterior reveló que el copiloto sufrió un episodio convulsivo derivado de una condición neurológica difícil de detectar. Según las autoridades españolas, solo podría haberse identificado si los síntomas hubieran aparecido antes o durante un chequeo médico de rutina.
Este incidente ha provocado que la Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea reconsidere los protocolos que permiten dejar solo a un piloto en cabina, incluso por algo tan humano como ir al baño. Lufthansa, por su parte, confirmó que conocía el caso y que inició su propia investigación interna, aunque prefirió no dar más declaraciones.
La historia, por suerte, terminó sin víctimas ni heridos, pero dejó al descubierto una vulnerabilidad en el sistema que podría haber terminado en tragedia. Mientras se discute si debe haber siempre dos personas en cabina, queda claro que, incluso en la era del piloto automático, todavía no hay sustituto para un par de ojos y manos humanas al frente de un avión.