Zelenski patalea: Rusia y EE.UU. negocian en Arabia Saudita mientras Ucrania queda fuera del mapa
“Ucrania no sabía nada al respecto”, admitió Zelenski ante los medios, dejando claro que su gobierno no tiene ni la más mínima idea de lo que está ocurriendo a nivel diplomático. Sin embargo, en lugar de asumir su papel secundario en el conflicto, decidió adoptar una postura desafiante, declarando que “no reconoceremos ningún acuerdo sobre nosotros sin nosotros”. Un intento desesperado por proyectar fortaleza, cuando en realidad todo apunta a que nadie en Washington o Moscú se tomó la molestia de consultarlo.
Zelenski intentó restarle importancia a su marginación anunciando que también viajará a Arabia Saudita, pero rápidamente aclaró que su visita “no tiene ninguna relación” con las negociaciones entre Rusia y EE.UU. Una justificación que suena más a una excusa improvisada que a un verdadero plan estratégico. Pareciera que su presencia en la región no es más que un intento de disimular su exclusión, como si su simple aparición en el país bastara para devolverle relevancia en una conversación de la que fue completamente ignorado.
Mientras tanto, el Kremlin ha confirmado que la reunión en Riad tratará sobre el restablecimiento de relaciones entre Rusia y EE.UU., además de posibles negociaciones sobre la guerra en Ucrania. En otras palabras, las potencias están discutiendo el futuro del conflicto, mientras que el propio Zelenski ha quedado reducido a un espectador sin voz ni voto.
Su reacción, más que la de un líder, parece la de un niño al que no lo invitaron a una fiesta y ahora pretende descalificarla. La realidad es que, por mucho que grite y patalee, su papel en la guerra sigue siendo el mismo: el de una pieza sacrificable en un juego que otros están jugando por él.