La vida con fuerza propia: Nadia Lauricella y su forma de cambiar el mundo con los pies
- Una infancia marcada por prejuicios, una adultez marcada por inspiración
Nacida en Racalmuto, un pequeño pueblo de Sicilia, Nadia Lauricella vino al mundo con focomelia, una condición que impidió el desarrollo de sus brazos y afectó parcialmente sus piernas. Desde el inicio, la vida le puso obstáculos… y ella, uno por uno, los fue desmontando con la misma determinación con la que hoy se maquilla usando los pies ante millones de seguidores.
Durante su adolescencia, sufrió lo que muchas personas con discapacidad enfrentan: miradas incómodas, discriminación, aislamiento. Pero a los 24 años, tomó una decisión que cambiaría su historia: comenzó a usar prótesis para caminar. Fue su renacimiento, como ella misma lo llama.
El deporte se convirtió en una revancha contra todos los “no puedes” que escuchó durante años. En ese proceso descubrió la mototerapia —una mezcla de motocross y libertad— de la mano del campeón mundial Vanni Oddera. Y no solo la practicó: fundó MotorLife, una asociación que promueve esta actividad para jóvenes con discapacidad.
De TikTok a la acción social: cuando la diferencia se vuelve potencia
Nadia no se quedó en lo personal. Con más de 1.7 millones de seguidores en TikTok y miles más en Instagram, sus redes no solo muestran su vida cotidiana, también rompen prejuicios. La ves maquillándose, haciendo ejercicio, bromeando o hablando en serio sobre accesibilidad. Y con cada video, demuestra que la discapacidad no define la capacidad de vivir plenamente.
Lejos de la idea de que las personas con discapacidad deben “inspirar” desde la pasividad, Nadia milita activamente por una inclusión real. Participa en debates con urbanistas, denuncia que los baños públicos siguen siendo una trampa arquitectónica, y critica las políticas que tratan a las personas con discapacidad como si fueran eternos menores de edad.
“Mi vida no es tan distinta de la tuya”, dice con frecuencia. Pero sí es distinta en una cosa: no se rinde. Tiene planes de vivir sola, crear su propia línea de maquillaje y dedicarse al deporte competitivo. Ya protagonizó un documental, “Alza il volume”, y visita escuelas para compartir su experiencia sin filtros ni falsas inspiraciones.
Cuando habla con estudiantes, deja lecciones claras: no hay vergüenza en pedir ayuda, los límites más duros no están en el cuerpo sino en la mente, y no hay que tratar de ser como los demás, sino ser lo mejor de uno mismo.
En un mundo que aún necesita aprender a ver la diferencia como riqueza, Nadia Lauricella es, sin duda, una de esas personas que no solo abren puertas: las tumban de una patada… con el pie, claro.