El Jardín Botánico de la UNAM: un santuario de biodiversidad y ciencia viva

Con más de 1,600 especies de plantas, muchas en peligro de extinción, este espacio no solo preserva la flora mexicana, sino que también es un refugio para fauna urbana y un centro clave de investigación y educación ambiental.

Ubicado en la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, el Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM es un ecosistema único formado sobre la lava solidificada del volcán Xitle, hace más de dos mil años. Con más de cinco hectáreas, este espacio alberga una asombrosa diversidad vegetal, desde cactáceas y orquídeas hasta árboles tropicales y plantas medicinales, muchas de ellas en riesgo de desaparecer.

Salvador Arias, jefe del Jardín, explicó que su labor va más allá de la conservación: «Aquí estudiamos, reproducimos y reintroducimos especies, pero también compartimos su valor cultural y ecológico con la sociedad». Además, el jardín sirve como refugio para fauna urbana, como colibríes, tlacuaches y reptiles, que encuentran en este «malpaís» un hábitat vital dentro de la Ciudad de México.

Un espacio de ciencia, cultura y resistencia

El jardín no solo es un museo vivo de plantas, sino también un centro de investigación en biología vegetal y restauración ecológica. Cuenta con un banco de semillas y programas de reproducción de especies amenazadas, algunas vinculadas a tradiciones ancestrales.

Además, impulsa la educación ambiental con talleres, recorridos temáticos (como los dedicados al maíz o la Dahlia, flor nacional) y exposiciones que revelan la relación entre plantas y cambio climático.

Celebración con conciencia

En su más reciente aniversario, el jardín organizó actividades para todo público, desde mercados de plantas nativas hasta obras de teatro sobre hongos, reforzando su misión de conectar a las personas con la naturaleza. Para Arias, este espacio es un acto de resistencia: «Conservar plantas es preservar historias y asegurar el futuro de la vida».

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