Plantas bioindicadoras: avances científicos revelan su capacidad para emitir señales de estrés
Un estudio de la Universidad de Cornell identificó mecanismos moleculares que permiten a las plantas activar respuestas internas ante situaciones de peligro. Investigadores trabajan en la posibilidad de modificar estos procesos para generar señales visibles que alerten sobre el estado fisiológico de las plantas, con el fin de optimizar el uso de recursos y reducir impactos ambientales.
Investigadores de la Universidad de Cornell han dado un paso significativo en el entendimiento de los mecanismos internos que permiten a las plantas responder al estrés ambiental. Según los resultados del estudio, ante estímulos negativos como el ataque de insectos o condiciones hídricas extremas, las plantas activan genes específicos que desencadenan respuestas de defensa a lo largo de su sistema vascular. Este proceso sugiere la existencia de una forma de comunicación interna altamente organizada que les permite adaptarse y protegerse frente a amenazas externas.
El equipo científico trabaja ahora en una fase experimental que busca modificar estos genes para que, en lugar de limitarse a respuestas internas, generen señales externas perceptibles, como cambios de color en las hojas o emisión de fluorescencia. Estas modificaciones permitirían desarrollar lo que se conoce como «plantas bioindicadoras», capaces de alertar visualmente a los humanos sobre alteraciones en su entorno o salud fisiológica.
El objetivo a largo plazo es diseñar cultivos capaces de señalar de forma autónoma si están siendo afectados por plagas, exceso o falta de riego, o deficiencia lumínica. Este enfoque no solo tiene un alto valor agrícola, sino también ambiental, ya que facilitaría el uso más eficiente del agua, el control de agroquímicos y una gestión más sostenible de los sistemas productivos.
Este avance representa un punto de convergencia entre la biotecnología vegetal y la agricultura de precisión, abriendo la posibilidad de establecer nuevas formas de monitoreo en tiempo real del estado de los cultivos. Aunque aún se encuentra en etapas experimentales, el potencial de estas plantas “comunicativas” podría transformar profundamente la forma en que entendemos e interactuamos con los ecosistemas agrícolas.