Abejas en apuros: guardianas del futuro, zumbando contra reloj
Cada 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas, no solo para rendirles homenaje por la miel, sino para recordar que sin ellas, nuestros tacos al pastor se quedarían sin piña, el café sin aroma y la biodiversidad sin polinizadores. Las abejas, junto con mariposas, colibríes y hasta murciélagos, son esenciales para la reproducción de más del 75% de los cultivos que alimentan al mundo.
En México zumban unas 2,000 especies de abejas, ¡casi el 10% del total global! Muchas de ellas han sido registradas gracias a proyectos como Xicotli, que combina ciencia ciudadana con investigación académica. Esta plataforma, con más de 50 mil observaciones, ha sido alimentada por miles de naturalistas, incluyendo a un héroe sin capa pero con microscopio: johnascher, quien ha hecho más de 1.7 millones de identificaciones en todo el mundo.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas. Desde finales del siglo pasado, los polinizadores están en caída libre. ¿Los culpables? El cambio climático, pesticidas como los neonicotinoides (primos tóxicos de la nicotina), pérdida de hábitat y agricultura intensiva. La situación es tan seria que la FAO advierte que sin polinizadores, la seguridad alimentaria tambalearía, sobre todo en comunidades rurales.
Además de su papel ecológico, las abejas también sirven como termómetro del planeta. Su desaparición alerta sobre la degradación ambiental. Por eso, el lema de este año, “Las abejas se inspiran en la naturaleza para nutrirnos a todos”, invita a tomar acción.
¿Y cómo podemos ayudar?
Empieza por dejar de verlas como enemigas. Si ves un enjambre, no llames al exterminador: hay grupos especializados que los reubican. También puedes sembrar plantas nativas en tu jardín o azotea, evitar los agroquímicos y comprar miel de productores locales. Crear hábitats urbanos para polinizadores es otra opción eficaz.
Las abejas han estado zumbando por el mundo desde hace más de 250 millones de años. Que no sea esta generación la que las calle para siempre. Si queremos un futuro con sabor, diversidad y equilibrio, debemos ponernos manos a la colmena.