Vuelve la fe: acuden madres buscadoras a la Basílica
Tras casi 3 años, este fin de semana volvieron a La Villa más de 3 millones de peregrinos para celebrar a la Virgen de Guadalupe.
María Isabel Cruz acudió ayer por primera vez a la Basílica de Guadalupe. Lo hizo para pedir las fuerzas que le permitan seguir en la búsqueda de su hijo: Yosimar García, desaparecido el 26 de enero de 2017.
Provenientes de Sinaloa, a María Isabel la acompañaban otras 31 madres buscadoras de los colectivos Sabuesos Guerreras y Tesoros Perdidos.
Habían viajado por más de 20 horas.
«Todas venimos con el mismo objetivo: que nos dé más fuerzas para seguirlos buscando, que nos guíe a ellos, porque queremos tener a nuestros hijos de regreso, y para que la esperanza de encontrarlos se mantenga viva», explicaba, luego de llegar al recinto religioso en las vísperas del 12 de diciembre.
«Es difícil ser madre buscadoras, tienes que tener salud, recursos y agruparse con otras madres para salir al campo».
Yosimar, el hijo de María, trabajaba como policía federal. Desapareció cuando tenía 28 años, tras acudir a atender el reporte de un ataque con bomba en un cuartel general. Desde entonces ella lo ha buscado.
«Él estaba a tres meses de casarse, y actualmente no hay ningún avance en la carpeta de investigación, todo sigue igual», narró.
En su recorrido por el atrio, el grupo de mujeres vistió playeras con la frase «Y aunque quieran borrarte, cabes en la memoria de mi vientre». Cantaron con el recuerdo de sus hijos en el pecho, pidieron que no se olviden sus nombres y bendijeron las figuras de la Virgen que llevarán de regreso a casa.
Estela Mendoza, quién busca a su sobrino, José Manuel, afirmó que estos colectivos se han vuelto una segunda familia para ella.
«Venimos con la esperanza a que nos ayude a encontrar a nuestros tesoros y si no son nuestros tesoros, pues encontremos el de las compañeras, el de otras madres que quieren a sus hijos de regreso, porque en casa sigue habiendo una silla vacía», dijo.
Alejandro Mendoza llegó ayer a la Basílica de Guadalupe con una sola convicción: hallar a su yerno.
«Porque encuéntrenos a mi yerno, como lo encuéntrenos, en cualquier circunstancia: vivo, muerto, pero que nos digan ya ‘aquí lo tenemos'», narró.
El hombre, proveniente de Tizayuca, Hidalgo, se distinguía entre los asistentes por utilizar una playera con la leyenda «Javis. Porque nada es imposible para Dios».
Javier Martínez era barbacoyero. Hace tres años salió a entregar un pedido junto a su jefe, quien fue hallado muerto, pero de Javier no se sabe nada.
Desde entonces, su familia emprendió la búsqueda de «Javis», como le decían.
«Que las autoridades le den más agilidad a esto, ¿no? O que ya nos digan que no se puede, si ya de plano no se puede; pero es un martirio, es un desgaste para uno, para la familia, que no se le desea a nadie», explicó Mendoza.
Ayer, en vísperas de los festejos, los feligreses se dieron cita por primera vez o motivados por volver tras casi tres años de pandemia, en la Basílica de Guadalupe, en Gustavo A. Madero.
Regresar al templo
«Ahorita llevamos dos años sin haber visitado el Templo de la Santísima Virgen y nos da el honor, nos da el orgullo de venir a representar a nuestro barrio, a nuestro municipio y es un honor estar acá», dijo Margarito Cruz.
El hombre lideraba el grupo de peregrinos de Ahuacatlán, una zona montañosa de Puebla, y quienes danzaron el baile de «Los Negritos».
Las autoridades de la Ciudad de México estimaron que 3 millones de peregrinos llegaron a La Villa para celebrar a la Virgen de Guadalupe este fin de semana. Sólo el domingo arribaron 777 mil 977.
En tanto, el Secretario de Gobierno, Martí Batres, informó que se esperaba la llegada de hasta 10 millones de asistentes a lo largo de estos días por la celebración guadalupana.
A diferencia del 2021, cuando ya se permitió la llegada de fieles; este año si se autorizó que los asistentes pernocten en las instalaciones de la Basílica, en la Casa del Peregrino y en calles aledañas.
Créditos: Eduardo Cedillo