Detectan una bacteria desconocida en la Estación Espacial China: podría cambiar lo que sabemos sobre la vida

Un grupo de científicos chinos descubrió una bacteria inédita en la Estación Espacial Tiangong, que no aparece en ningún registro terrestre conocido y que presenta características que “desafían todo lo que se sabe” sobre la vida en el espacio. El hallazgo fue realizado por el Grupo de Biotecnología Espacial de Shenzhou, a partir de muestras recolectadas por la tripulación de la misión Shenzhou-15 y enviadas a la Tierra para su análisis genético.

La bacteria fue bautizada como Niallia tiangongensis, aunque su nombre técnico es JL1B1071T. Pertenece a la familia Cytobacillaceae y muestra una resistencia extraordinaria: soporta microgravedad, radiación cósmica, escasez de nutrientes y condiciones de vacío sin sufrir alteraciones. Además, puede hidrolizar gelatina para obtener carbono y nitrógeno, una habilidad clave para sobrevivir en ambientes hostiles. Utiliza también una especie de escudo biológico, conocido como biofilm, que la protege de agentes externos.

Un descubrimiento con implicaciones biotecnológicas y éticas

Si bien su pariente más cercano, Niallia circulans, puede provocar infecciones en personas con sistemas inmunológicos debilitados, no hay evidencia de que tiangongensis represente un peligro. Aun así, su aparición ha encendido alertas entre los científicos, quienes ya proponen reforzar los protocolos de aislamiento biológico en estaciones espaciales y futuras misiones.

La investigación publicada en el International Journal of Systematic and Evolutionary Microbiology revela diferencias genéticas claras con su pariente terrestre. Se detectaron mutaciones específicas y adaptaciones que podrían tener aplicaciones en la biotecnología espacial. Se analiza su potencial para ayudar en misiones tripuladas a Marte, reciclar recursos en hábitats lunares o incluso mantener con vida a las tripulaciones en viajes prolongados por el espacio.

Más allá de sus posibles usos, el descubrimiento de Niallia tiangongensis abre una interrogante mayor: ¿y si la vida fuera más común de lo que se piensa, pero menos evidente? Esta forma microscópica y resistente sugiere que quizás la primera señal de vida fuera de la Tierra no venga de civilizaciones avanzadas, sino de microorganismos silenciosos, perfectamente adaptados a condiciones extremas.

Aunque no se plantea que esta bacteria provenga de otro planeta, su mera existencia en un entorno como la Estación Espacial China obliga a reconsiderar la manera en que entendemos la evolución de la vida en el universo. La ciencia espacial deberá ahora enfrentar un doble reto: aprovechar sus propiedades sin comprometer ecosistemas terrestres y redefinir los límites de la vida tal como la conocemos.

Compartir
No Comments

Leave A Comment