Las trampas del Buen Fin: las estafas más comunes y cómo protegerse al comprar en línea
Cada noviembre, millones de mexicanos esperan con entusiasmo las ofertas del Buen Fin, una de las temporadas comerciales más activas del año. Sin embargo, este evento también se ha convertido en terreno fértil para los ciberdelincuentes, que aprovechan el aumento de las transacciones digitales para lanzar ataques y fraudes cada vez más elaborados.
Las estafas más comunes
Durante estos días de descuentos, proliferan las páginas web falsas que imitan la imagen y la dirección de comercios reconocidos. Estas tiendas apócrifas buscan que el consumidor realice pagos por artículos que nunca serán entregados. Tras la transacción, el sitio desaparece o deja de funcionar, imposibilitando cualquier reclamo.
Otro método recurrente son los descuentos ficticios. Algunos comercios inflan los precios días antes para simular rebajas espectaculares. En el extremo opuesto, los precios exageradamente bajos suelen ser señal de engaño, ya que el producto ofrecido puede no existir o tratarse de una estafa para obtener datos personales o financieros.
Las redes sociales también se han convertido en un canal predilecto para los fraudes. A través de perfiles en Facebook o Instagram, los estafadores publican “ofertas exclusivas” o sorteos que requieren depósitos anticipados o la entrega de información sensible. En la mayoría de los casos, las páginas son recientes, sin comentarios visibles ni reseñas verificables.
El phishing —suplantación de identidad mediante correos o mensajes falsos— sigue siendo una de las tácticas más peligrosas. Los delincuentes envían notificaciones que aparentan ser de tiendas o bancos confiables y piden actualizar contraseñas, confirmar datos o abrir enlaces que instalan virus y programas espía.
Cómo evitar ser víctima
Expertos en ciberseguridad recomiendan seguir varias medidas básicas:
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Verificar la autenticidad de los sitios web, ingresando la dirección manualmente en el navegador y comprobando que inicie con “https://” y el ícono del candado.
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Evitar las redes Wi-Fi públicas al realizar compras o pagos en línea.
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Usar métodos de pago seguros, preferentemente tarjetas de crédito o plataformas con protección al comprador, en lugar de transferencias directas o depósitos.
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Comparar precios antes de comprar, utilizando sitios oficiales o buscadores de ofertas confiables.
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Actualizar el antivirus y el sistema operativo para reducir el riesgo de software malicioso.
Si se adquieren productos a través de redes sociales, se debe revisar que el perfil del vendedor incluya datos verificables, reseñas de otros compradores y comentarios abiertos. Conservar facturas, correos, capturas de pantalla y recibos de pago también puede ser clave para presentar una reclamación.
En caso de detectar una estafa, lo primero es contactar de inmediato al banco o a la plataforma de pago para bloquear posibles cargos no reconocidos. Posteriormente, se debe reportar el incidente ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) o la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), que ofrecen asesoría y acompañamiento a las víctimas de fraude digital.
