Dientes que vuelven a crecer: el futuro de la odontología podría estar en el laboratorio
Perder un diente ya no sería un problema irreversible. Científicos del King’s College London lograron cultivar dientes humanos funcionales en laboratorio, un avance que podría transformar la odontología al permitir que las personas regeneren sus propias piezas dentales sin necesidad de implantes artificiales.
El trabajo, encabezado por la investigadora Ana Angelova Volponi, marca un paso decisivo en la llamada odontología regenerativa. El equipo británico consiguió formar estructuras dentales a partir de células humanas y materiales biocompatibles, logrando que éstas se organicen y crezcan como lo harían dentro de una boca real. La clave está en un nuevo hidrogel, diseñado junto al Imperial College London, que imita las condiciones naturales del entorno bucal y permite la comunicación entre células.
Ciencia que imita a la naturaleza
La base de este avance es la biomimética, una rama de la ciencia que busca reproducir los procesos naturales del cuerpo. En este caso, los científicos crearon una matriz artificial capaz de liberar señales que guían a las células madre para que se transformen en células dentales. Este “andamiaje” permite que las piezas se desarrollen con raíces, esmalte y sensibilidad, de manera similar a un diente natural.
El proceso comenzó hace más de una década, cuando Volponi y su equipo lograron, por primera vez, generar un diente combinando células humanas y de ratón. Hoy, los resultados se acercan a un modelo completamente humano. En el laboratorio, los investigadores colocan las células en el hidrogel durante ocho días, hasta que surgen los llamados “primordios dentales”. En etapas más avanzadas, esos embriones de dientes pueden implantarse en animales y seguir su desarrollo completo.
El desafío actual consiste en reemplazar totalmente las células animales por células humanas adultas sin alterar el proceso de crecimiento. Si se logra, se abrirían dos caminos clínicos: sembrar un diente en el alveolo del paciente para que madure en su boca, o cultivarlo por completo en laboratorio para luego implantarlo terminado.
Regenerar en lugar de reemplazar
Expertos como Vitor Neves, de la Universidad de Sheffield, consideran que este avance acerca la posibilidad de producir dientes biológicos a escala industrial. En paralelo, laboratorios de Japón, Estados Unidos y otros países exploran rutas similares: desde el uso de anticuerpos para estimular el crecimiento dental hasta el cultivo de células madre extraídas de muelas del juicio.
Los dientes cultivados a partir de células del propio paciente tendrían ventajas evidentes frente a los implantes de titanio: no provocarían rechazo, conservarían sensibilidad, se integrarían naturalmente al hueso y durarían más tiempo. En contraste, las piezas artificiales son rígidas, carecen de nervios y pueden deteriorarse con los años.
Si los resultados se mantienen, la regeneración dental podría convertirse en una alternativa viable antes de que termine la década. La posibilidad de recuperar dientes perdidos sin dolor, sin materiales extraños y sin cirugías invasivas marcaría una revolución médica y social.
En México, donde gran parte de la población enfrenta problemas de salud bucal y el acceso a tratamientos sigue siendo limitado, esta tecnología podría representar un salto enorme: un futuro en el que el propio cuerpo sea capaz de reparar su sonrisa.
