Ingresos y gastos familiares en México alcanzan cifras récord, aunque persisten desigualdades

Los hogares mexicanos alcanzaron en 2024 su mayor nivel de ingresos y gastos en casi una década, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), presentada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Según el reporte, el ingreso corriente promedio trimestral por hogar fue de 77,864 pesos, mientras que el gasto corriente monetario llegó a 47,674 pesos. Ambas cifras representan los niveles más altos registrados desde 2016.

Este incremento refleja una recuperación paulatina en las condiciones económicas del país, con un crecimiento del 10.6% en ingresos y del 7.9% en gastos en comparación con 2022. En total, se evaluaron los ingresos y egresos de 38.8 millones de hogares en todo el territorio nacional.

En promedio, las familias mexicanas obtuvieron 25,955 pesos mensuales, principalmente provenientes del trabajo, que representa el 65.6% del total de ingresos. Le siguen las transferencias, como pensiones, remesas y apoyos gubernamentales, que constituyen el 17.7%. Este último rubro mostró un crecimiento destacado: subió 14.3% respecto a 2022 y 26.5% en comparación con 2016. Particularmente, los programas sociales del gobierno aumentaron en un 27.3% de 2022 a 2024, y un 101.9% si se compara con los datos de hace ocho años.

El gasto monetario promedio mensual por hogar alcanzó los 15,891 pesos, lo que supone un aumento del 7.9% frente a 2022 y del 12.3% en relación con 2016. La mayor parte de estos recursos se destinó a la compra de alimentos, bebidas y tabaco, que representaron el 37.7% del total. En segundo lugar se ubicaron el transporte y las comunicaciones, con el 19.5%, seguidos por los servicios educativos y el pago de vivienda, con el 9.6% y el 9.1%, respectivamente.

En promedio, las familias mexicanas destinan el 61.2% de su ingreso corriente al gasto corriente, lo que deja un margen limitado para el ahorro o la inversión en patrimonio. Sin embargo, al analizar los datos por niveles socioeconómicos, la desigualdad persiste. Mientras que el 10% de los hogares con mayores ingresos obtiene un promedio trimestral de 236,095 pesos, los del 10% más pobre apenas alcanzan 16,795 pesos. Esto significa que los hogares más ricos ganan casi 14 veces más que los más pobres. Aunque esta diferencia sigue siendo elevada, la brecha ha disminuido respecto a 2016, cuando era de 21 veces.

La misma tendencia se observa en los gastos: los hogares del decil más bajo gastan en promedio 16,955 pesos al trimestre, mientras que los del decil más alto llegan a 117,988 pesos. La disparidad económica entre regiones también es notoria. Nuevo León reportó el ingreso trimestral promedio más alto con 117,034 pesos, seguido por la Ciudad de México con 110,685 pesos. En contraste, Guerrero y Chiapas registraron los menores ingresos con 48,548 y 41,084 pesos, respectivamente. Chiapas también presentó el gasto mensual promedio más bajo con 9,039 pesos, seguido por Oaxaca con 11,369 pesos. Del otro lado, la Ciudad de México y Querétaro encabezaron los mayores gastos con 66,383 y 61,593 pesos trimestrales.

Una de las desigualdades más marcadas continúa siendo la de género. En 2024, el ingreso promedio mensual de los hombres fue de 12,016 pesos, mientras que el de las mujeres fue de apenas 7,905 pesos, lo que representa una diferencia del 52%. Esta brecha es aún más visible cuando se analiza el impacto de la maternidad en los ingresos. Las mujeres que tienen un solo hijo alcanzan el mayor promedio salarial, pero a medida que crece el número de hijos, sus ingresos disminuyen considerablemente. En el caso de las madres con cuatro o más hijos, el ingreso mensual promedio no supera los 5,745 pesos.

El informe muestra avances importantes en la capacidad económica de los hogares mexicanos, pero también deja en evidencia las profundas diferencias que aún persisten entre regiones, niveles socioeconómicos y géneros. Estos datos ofrecen una radiografía clave del presente y sirven como punto de partida para definir políticas públicas que promuevan una mayor equidad en el futuro del país.

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