Trump enfrenta caída histórica en aprobación mientras crece el descontento por economía e inmigración

La más reciente encuesta nacional de Reuters/Ipsos reveló que el índice de aprobación del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cayó al 40%, el nivel más bajo de su segundo mandato. Aunque el descenso es apenas de un punto porcentual respecto al 41% registrado en la medición anterior, realizada a mediados de julio, la caída refleja un creciente malestar entre la población estadounidense sobre el rumbo del país, especialmente en temas clave como la economía y la inmigración.

El sondeo, realizado entre mil 23 adultos estadounidenses y con un margen de error de tres puntos porcentuales, destaca una polarización profunda. Mientras el 83% de los votantes republicanos aprueban la gestión de Trump, solo el 3% de los demócratas respalda su presidencia. Entre los independientes, alrededor de un tercio manifiesta su apoyo, lo que evidencia una pérdida de terreno en un sector decisivo para cualquier aspiración electoral.

Aunque la economía ha sido uno de los pilares discursivos del presidente, las opiniones siguen divididas. Apenas el 38% de los encuestados considera positiva su gestión económica, lo que representa un aumento de tres puntos respecto a la encuesta previa, pero aún dentro del margen de error. En cuanto a su política migratoria, otro tema central de su administración, el 43% la aprueba, frente al 41% registrado anteriormente.

Los resultados llegan en un momento tenso para el gobierno estadounidense, en medio de disputas internacionales como la creciente tensión con Brasil, las críticas internas sobre el rumbo de la economía y la persistente división partidista. A pesar de que algunos indicadores muestran ligeras mejorías, los niveles de desaprobación son un llamado de atención para la Casa Blanca de cara a los próximos meses.

En medio de estas cifras, la estrategia agresiva de Trump parece estar generando más resistencia que apoyo. Su política de endurecimiento migratorio ha provocado múltiples protestas en varias ciudades, mientras que sectores empresariales y financieros comienzan a expresar su preocupación ante los efectos de los aranceles impuestos en el comercio exterior, como los recientes sobre Brasil, que amenazan con afectar tanto el flujo de importaciones como la estabilidad de alianzas estratégicas.

El descontento con Trump también se cruza con otras controversias que rodean su administración. La sanción al juez Alexandre de Moraes en Brasil, bajo acusaciones de violaciones a derechos humanos, fue percibida por muchos analistas como un intento de influir en procesos judiciales que afectan a aliados políticos del presidente estadounidense, como Jair Bolsonaro. La tensión ha generado un efecto dominó que impacta también en la imagen exterior de Washington.

Desde México, este escenario es relevante por su efecto en temas binacionales como comercio, migración y cooperación energética. La política exterior estadounidense, fuertemente marcada por intereses internos y cálculos electorales, podría endurecerse aún más en los próximos meses si el presidente intenta recuperar apoyo con posturas más nacionalistas y confrontativas. Eso implicaría desafíos adicionales para la diplomacia mexicana, que ya ha tenido que maniobrar entre acuerdos comerciales y la contención migratoria en la frontera sur.

Para México, también es una oportunidad para fortalecer relaciones con otros socios estratégicos, como Brasil o la Unión Europea, y no depender exclusivamente de un vínculo que, por momentos, se ha vuelto impredecible. En este contexto, la postura mexicana debe ser de firmeza y autonomía, priorizando los intereses del país ante posibles presiones externas derivadas de coyunturas políticas en Washington.

La caída en los niveles de aprobación de Trump no solo refleja la percepción de su ciudadanía, sino también el desgaste de una administración cada vez más aislada en el frente internacional y dividida en casa. Si las tendencias actuales se mantienen, el presidente estadounidense podría enfrentar mayores dificultades para sostener su agenda política y para mantener su influencia entre aliados en América Latina y más allá.

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