Redadas migratorias paralizan el campo de EE.UU. y desatan crisis alimentaria
- La escasez de trabajadores por operativos del ICE deja sembradíos abandonados y pérdidas millonarias
Numerosas explotaciones agrícolas en California, Texas y Pensilvania enfrentan una crisis sin precedentes debido a las recientes redadas migratorias del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), que han provocado el abandono masivo de trabajadores, en su mayoría migrantes, ante el temor de ser detenidos.
Según reportes de agricultores y asociaciones del sector, hasta el 70% de los trabajadores han dejado de acudir a sus labores, lo que ha resultado en miles de hectáreas de cultivos pudriéndose en el campo, interrupciones en los procesos de empaque y procesamiento de alimentos, y fuertes tensiones económicas para las granjas.
Alexandra Sossa, directora del Proyecto de Defensa de los Trabajadores Agrícolas y Paisajistas, advirtió que esta escasez de mano de obra amenaza con afectar la disponibilidad y el precio de los alimentos a nivel nacional. “Ahora no tenemos suficientes trabajadores para ir a las industrias procesadoras y a las fábricas de carne a producir y envasar los alimentos que consumimos”, explicó. Agregó que no existe suficiente mano de obra local dispuesta o capacitada para hacer estos trabajos.
La situación es especialmente grave en el Valle del Río Grande, Texas, donde algunos productores reportan hasta un 75% de ausentismo. En ciertos casos, como el de Nick Bellman, propietario de Red River Farms, la ausencia ha sido total. “Estamos viendo que cerca del 100% de las personas no está yendo a trabajar. Hay mucho miedo allá afuera”, declaró.
Bellman explicó que incluso los trabajadores con documentación legal temen ser confundidos y arrestados. “No hay un debido proceso. Las personas tienen miedo aunque estén aquí legalmente”, lamentó. Añadió que su familia ha tenido que involucrarse directamente en las labores agrícolas, pero reconoce que no es suficiente para sostener la producción.
El Departamento de Agricultura de EE.UU. estima que cerca de la mitad de la fuerza laboral agrícola del país está compuesta por personas sin estatus migratorio legal. Ante este panorama, asociaciones como la Oficina Agrícola de Pensilvania, que representa a más de 25,000 productores, han advertido sobre los efectos a largo plazo en la seguridad alimentaria nacional.
Las consecuencias ya son palpables: campos sin cosechar, productos en descomposición y líneas de producción paralizadas. La escasez de personal no solo afecta la recolección de productos, sino también los sectores de procesamiento y distribución, lo que incrementa el riesgo de desabasto y encarecimiento de alimentos.
Agricultores y activistas coinciden en que el impacto de las redadas va más allá de la cuestión migratoria. Para muchos, se trata de una crisis humanitaria y económica. Bellman hizo un llamado a los funcionarios públicos para que visiten las granjas y sean testigos directos de las consecuencias de estas políticas. También destacó la urgencia de facilitar el acceso legal a servicios de regularización migratoria, algo que, según él, está fuera del alcance económico de la mayoría de los trabajadores afectados.
La crisis refleja la compleja interdependencia entre la política migratoria y la seguridad alimentaria en Estados Unidos. Sin una solución estructural, el campo estadounidense podría seguir enfrentando pérdidas millonarias y una creciente inestabilidad.
