Preguntas a Dios en los muros sagrados: la polémica intervención en Canterbury

La catedral gótica de Canterbury, uno de los templos más antiguos de Inglaterra, apareció cubierta con frases en rojo que imitan el estilo del grafiti. Aunque no se trata de pintura —son vinilos removibles—, la intervención ha dividido al Reino Unido. La exposición, titulada Hear Us (“Escúchanos”), propone que los muros sagrados se conviertan en un espacio de diálogo con comunidades históricamente marginadas: inmigrantes, personas LGBTIQ+, neurodivergentes y grupos étnicos diversos.

El poeta Alex Vellis y la curadora Jacqueline Creswell, creadores del proyecto, organizaron talleres donde lanzaron una pregunta: “¿Qué le preguntarías a Dios?”. De esas conversaciones surgieron frases como “¿Por qué creaste el odio cuando el amor es más poderoso?” o “¿Por qué eres indiferente al sufrimiento?”, hoy visibles en las columnas y paredes del templo. Para sus autores, la idea es acercar la espiritualidad a quienes se sienten lejos de ella y provocar reflexión en un espacio que, por siglos, ha simbolizado la fe institucional.

La catedral, fundada en el año 597 por San Agustín y considerada Patrimonio de la Humanidad, defendió la iniciativa. El deán David Monteith aseguró que el objetivo es tender puentes entre generaciones y culturas, y escuchar las voces que antes no tenían lugar en la Iglesia. “El grafiti es el lenguaje de los olvidados”, dijo Vellis al presentar la muestra.

Las críticas, sin embargo, no se hicieron esperar. El vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, escribió en redes que las obras “arruinaron un edificio hermoso”, mientras otros usuarios calificaron la exposición como “sacrilegio” o “mal gusto”. Algunos clérigos también la condenaron por considerar que profana un espacio sagrado. Pero hay quienes la celebran por abrir un debate necesario sobre la relación entre arte, religión e inclusión en una sociedad que busca nuevas formas de expresión espiritual.

El proyecto llega en medio de tensiones dentro de la Iglesia de Inglaterra tras el nombramiento de Sarah Mullally como la primera arzobispa de Canterbury, defensora de posturas progresistas sobre el papel de la mujer y las parejas del mismo sexo. En ese contexto, Hear Us se percibe como un reflejo de los cambios que atraviesa la institución.

Los responsables de la catedral recordaron que en sus muros ya existen grafitis antiguos hechos por canteros y peregrinos medievales, por lo que consideran que esta intervención no rompe la tradición, sino que la continúa con un lenguaje contemporáneo. Para sus detractores, en cambio, es una muestra de cómo la modernidad amenaza lo sagrado.

La exposición, abierta hasta enero de 2026, logró lo que pocas obras contemporáneas: convertir un templo milenario en escenario de una discusión sobre el poder del arte, la fe y las voces que buscan ser escuchadas.

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