Misterio y espías en los Alpes suizos: un pequeño hotel en un paraíso, una familia china y el arma más moderna del mundo
- En Unterbach, Suiza, un hotel fue comprado por propietarios chinos. Al poco tiempo fue cerrado. Las sospechas de las agencias de inteligencia internacionales y el destino final de la familia
El Hotel Rössli, una posada centenaria en el pintoresco valle alpino de Unterbach, Suiza, parece sacado de una postal. Sin embargo, no fue la vista frontal la que captó la atención de las agencias de inteligencia estadounidenses, sino la vista trasera: a unos cien metros del hotel, más allá del columpio infantil, se extiende una pista de aterrizaje donde la fuerza aérea suiza albergaría varios F-35, el avión de combate más avanzado del mundo.
En 2018, la familia Wang adquirió el Hotel Rössli. Wang Jin, el patriarca, se presentó a los vecinos en alemán aceptable, mientras que su esposa, Lin Jing, solo hablaba mandarín y se comunicaba a través de gestos. A pesar de cerrar el restaurante del hotel, lo que generó quejas entre los lugareños, los Wang intentaron integrarse en la comunidad. Su hijo Dawei, de 27 años, había estudiado en la prestigiosa Escuela de Administración Hotelera de Suiza en Montreux y era conocido por sus frecuentes viajes a Italia con otros estudiantes chinos, de acuerdo a una investigación del diario The Wall Street Journal.
Las sospechas sobre los verdaderos motivos de la familia Wang surgieron rápidamente. Desde su llegada, comenzaron las especulaciones sobre la posibilidad de que el Rössli no fuera solo un hotel, sino un puesto de observación encubierto para espiar los F-35. Este avión, diseñado para evadir las defensas aéreas más avanzadas, es el arma más cara del mundo, y la posibilidad de que sus secretos fueran comprometidos alarmó a las agencias de inteligencia de Estados Unidos.
Los documentos filtrados por Edward Snowden en 2015 habían revelado que hackers chinos habían robado terabytes de datos sobre el F-35. Además, la Ley de Inteligencia Nacional de China de 2017, que obliga a todos los ciudadanos chinos a cooperar con los esfuerzos de espionaje del gobierno, aumentó las sospechas. La compra del Rössli por parte de una familia china justo al lado de una pista de aterrizaje militar no podía ser una mera coincidencia.
Las agencias de inteligencia estadounidenses y británicas comenzaron a vigilar de cerca el hotel. Suiza, con su política de neutralidad, se había convertido en un campo fértil para las actividades de espionaje. Un informe anual suizo destacaba que China utilizaba más espías encubiertos en Suiza que Rusia, operando bajo la apariencia de científicos, periodistas y empresarios. Este contexto hizo que la presencia de los Wang en el Rössli pareciera aún más sospechosa, señaló la publicación firmada por los periodistas Drew Hinshaw, Joe Parkinson y Liza Lin.
Las autoridades suizas, por pedido de los Estados Unidos, tomaron cartas en el asunto. La embajada estadounidense en Suiza y la inteligencia británica advirtieron repetidamente que el personal de inteligencia chino, operando bajo cobertura diplomática en Ginebra, estaba intentando obtener información sobre los jets estadounidenses. A pesar de estas advertencias, las autoridades suizas no parecían tomar la amenaza con la seriedad requerida.
En 2022, las tensiones llegaron a un punto crítico. El embajador estadounidense en Suiza endureció su postura, exigiendo garantías de seguridad alrededor del aeródromo si los F-35 iban a ser desplegados allí. Las reuniones con la inteligencia suiza y los diplomáticos se volvieron más frecuentes y urgentes, discutiendo medidas de seguridad específicas, como la instalación de pantallas alrededor de la pista de aterrizaje y la restricción de accesos a los observadores de aviones.
Finalmente, en el verano de 2022, la policía federal suiza allanó el Hotel Rössli. La operación fue discreta, sin alboroto ni grandes despliegues. Los Wang fueron llevados para ser interrogados y multados por violaciones menores de la ley de hospitalidad, como “fregar los pisos y mesas, y regar el jardín del Rössli sin tener el permiso de trabajo adecuado”. Poco después, la familia dejó Suiza para regresar a China, dejando el hotel cerrado y en venta. Eventualmente, el ejército suizo compró el hotel, cerrando un capítulo de incertidumbre.
El F-35 Lightning II, desarrollado por Lockheed Martin, es el caza de combate más avanzado del mundo, diseñado para dominar el espacio aéreo con capacidades furtivas, velocidad, agilidad y sistemas de sensores integrados. Este avión de quinta generación combina tecnología furtiva, radar AESA (Active Electronically Scanned Array) y un sistema de visión panorámica que le permite detectar y rastrear múltiples amenazas simultáneamente. Además, puede compartir datos en tiempo real con otros aviones y unidades terrestres, mejorando la coordinación en el campo de batalla. Tener a presuntos espías que observen sus maniobras y mantenimiento a pocos metros era un riesgo demasiado alto.
El programa F-35 es el proyecto de armamento más caro de la historia, con un costo total estimado en 1.7 billones de dólares, incluyendo desarrollo, adquisición y mantenimiento. El precio de un solo F-35 varía según la variante, pero se estima en 94 millones de dólares para el F-35A, la versión convencional, y 122 millones de dólares para el F-35B.
Desde su inicio en los años 90, el desarrollo del F-35 ha requerido más de 400 mil millones de dólares. Además, se calcula que mantener y operar la flota durante su vida útil costará alrededor de 1.2 billones de dólares. El F-35 Lightning II representa un salto cuántico en la tecnología de aviones de combate, combinando capacidades avanzadas con un costo altísimo, planteando preguntas sobre la sostenibilidad financiera y el equilibrio entre innovación tecnológica y gestión fiscal en el ámbito de la defensa.
Fuente: infobae