Millonarios construyen su paraíso privado en Miami, pero no saben qué hacer con su caca

  • Vecinos menos ricos rechazan absorber gratis los residuos fecales de la exclusiva isla de Jeff Bezos

Indian Creek es una isla artificial frente a la costa de Miami conocida por su extremo nivel de exclusividad. Allí, multimillonarios como Jeff Bezos, Ivanka Trump y Tom Brady compraron lotes por más de 100 millones de dólares cada uno para construir mansiones con hasta veinte baños. La zona, apodada el «búnker de los billonarios», cuenta con vigilancia permanente, acceso restringido y su propio campo de golf.

Pero a pesar de tanto lujo, los habitantes no previeron un detalle básico: cómo deshacerse adecuadamente de sus desechos humanos. Durante un tiempo, los tanques sépticos funcionaron, pero con el uso intensivo empezaron a fallar. Fue entonces cuando Indian Creek buscó una solución fuera de su perímetro.

La idea fue conectar su sistema de drenaje al del vecindario contiguo, Surfside, una comunidad también adinerada, aunque de menor poder adquisitivo. Sus residentes, lejos de aceptar la imposición sin condiciones, pidieron una compensación de 10 millones de dólares por encargarse del tratamiento de los residuos fecales de Indian Creek. El monto parecía razonable, considerando que Surfside todavía arrastra una deuda de 30 millones por renovar su infraestructura sanitaria.

Al principio, la oferta parecía beneficiar a ambas partes. Pero la comunidad de Indian Creek no tomó bien que alguien pusiera condiciones a sus planes. En lugar de negociar o mejorar su propio sistema, acudieron directamente a las autoridades estatales de Florida para denunciar a Surfside por «extorsión». El argumento fue que el cobro representaba un obstáculo para el desarrollo de viviendas en el estado.

La disputa escaló con rapidez, en parte gracias al respaldo de legisladores republicanos cercanos a algunos residentes de Indian Creek. Finalmente, el Estado de Florida resolvió a favor de los más ricos: Surfside deberá aceptar las descargas de aguas negras sin recibir ningún pago a cambio. La sentencia solo espera la firma del gobernador Ron DeSantis.

La decisión ha desatado críticas en Surfside, donde el presidente del consejo local, Charles Burkett, acusó al gobierno estatal de proteger únicamente a los sectores más privilegiados. Asegura que mientras ellos asumieron el costo de modernizar su sistema, ahora se ven obligados a compartirlo sin obtener beneficio alguno.

En medio de esta batalla legal, resalta la ironía de que la élite económica, con recursos para levantar una isla exclusiva desde cero, no haya previsto cómo gestionar algo tan básico como su propio excremento. El caso ha captado la atención nacional por su carga simbólica: incluso entre millonarios, hay jerarquías, y quienes están en la cúspide parecen no aceptar límites, ni siquiera cuando se trata de residuos sanitarios.

Como dato curioso, Indian Creek también da nombre a una zona de acampada en Missouri, recientemente clausurada por altos niveles de E. coli, una bacteria presente en heces humanas. Un paralelismo inesperado que recuerda que, por mucho dinero que se tenga, hay problemas que no se pueden simplemente delegar.

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