México y Estados Unidos sellan acuerdo para enfrentar la crisis sanitaria del río Tijuana

México y Estados Unidos firmaron un nuevo acuerdo binacional para atender de forma urgente y permanente la crisis de aguas residuales que desde hace décadas afecta al río Tijuana y a comunidades de ambos lados de la frontera. El entendimiento busca reducir la contaminación, proteger la salud pública y recuperar ecosistemas costeros en una de las zonas urbanas de mayor crecimiento del país.

La firma se concretó a través de las secciones mexicana y estadounidense de la Comisión Internacional de Límites y Aguas, con el acompañamiento de la Agencia de Protección Ambiental. El acuerdo llega tras años de tensiones por descargas de aguas residuales que impactan playas, valles y comunidades fronterizas, y luego de recientes presiones políticas desde Washington, encabezadas por Donald Trump.

Desde la perspectiva mexicana, el nuevo marco representa una oportunidad para encarar un problema estructural que combina rezagos históricos de infraestructura con el acelerado crecimiento poblacional de Tijuana y su zona metropolitana. El plan reconoce que las soluciones parciales ya no son suficientes y que se requiere una visión de largo plazo, con obras, monitoreo y mantenimiento continuo.

Infraestructura, planeación y retos compartidos

El acuerdo establece nuevos proyectos de infraestructura en territorio mexicano, así como programas de investigación, monitoreo y planeación que deberán garantizar la operación adecuada de plantas y colectores existentes y futuros. Las autoridades involucradas señalaron que las iniciativas se ejecutarán entre 2026 y 2027, con un proyecto adicional previsto para 2028, con la meta de reabrir playas, reducir malos olores y revertir la degradación del agua en el valle del río Tijuana.

Un punto clave es que el compromiso no contempla nuevos recursos de contribuyentes estadounidenses, sino la implementación efectiva de proyectos ya acordados en memorandos previos. Esto coloca un peso importante en la coordinación técnica y política, así como en la capacidad institucional de ambos países para cumplir los plazos y estándares internacionales.

Para México, el acuerdo se inserta en una discusión más amplia sobre la gestión del agua, la presión urbana y la relación con Estados Unidos en temas sensibles de frontera. La atención al río Tijuana no solo es una respuesta a demandas externas, sino también a necesidades locales de salud, medioambiente y calidad de vida para millones de personas.

El reto, como en otros momentos de la historia fronteriza, será convertir el entendimiento diplomático en resultados tangibles en el territorio. El futuro del río y de las comunidades que dependen de él quedará marcado por la capacidad de ambos países para sostener la cooperación más allá de coyunturas políticas y cumplir lo firmado en los próximos años.

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