Francia enfrenta protestas por propuesta de eliminar dos días festivos

En Francia, una ola de protestas ha comenzado a tomar fuerza en redes sociales debido a la intención del gobierno de eliminar dos días feriados del calendario laboral. El movimiento, convocado principalmente a través de plataformas como TikTok, Telegram y Facebook, llama a paralizar el país el próximo 10 de septiembre con bloqueos, boicots y actos de desobediencia civil. La consigna que circula en estas redes es “Bloqueemos todo”, reflejando un descontento que recuerda episodios previos de crisis social en el país.

Los días feriados en cuestión son el 8 de mayo, que conmemora la victoria aliada sobre el nazismo en la Segunda Guerra Mundial, y el lunes de Pentecostés. La propuesta forma parte de un paquete de medidas para recortar el gasto público en 43 mil 800 millones de euros, con la intención de ahorrar tiempo laboral y mejorar la situación financiera del Estado. Para muchos ciudadanos, esta medida representa un golpe a la memoria histórica y al derecho al descanso. Clara, enfermera y miembro del colectivo Les Essentiels, que impulsa las protestas desde julio, expresó que eliminar esos días es como “quitar la memoria y el descanso, como si fuéramos piezas de una máquina”.

El movimiento que convoca a estas acciones no tiene líderes visibles ni sindicatos que lo respalden oficialmente, y asegura no contar con filiación política, aunque recibe apoyo tanto de la izquierda radical como de la derecha nacionalista. El mensaje central de sus videos y publicaciones es un llamado a dejar de producir, consumir y obedecer ante lo que consideran una agresión al calendario laboral y a la historia del país. La atmósfera generada recuerda a las protestas masivas de hace un año, cuando la reforma de pensiones que elevó la edad de jubilación de 62 a 64 años provocó incendios, huelgas y disturbios.

Para figuras conocidas del activismo social, como Jérôme Rodrigues, participante del movimiento de los chalecos amarillos, el feriado no es un simple día libre, sino un símbolo de dignidad para los franceses. Sin embargo, el primer ministro François Bayrou ha minimizado la protesta, señalando que las movilizaciones en redes sociales no representan a la mayoría de la población. Pero el analista Dominique Reynié advierte que la situación podría profundizar la fractura entre la sociedad y el gobierno, dejando abierta la posibilidad de un conflicto prolongado. Francia, recuerda, no ha perdido la costumbre de hacer historia en las calles.

La propuesta presupuestaria que motiva las protestas

El 15 de julio de 2025, el primer ministro François Bayrou presentó las directrices generales para el presupuesto de 2026, en un contexto económico y social complicado. La propuesta contempla un ahorro de 43 mil 800 millones de euros, superior a los 40 mil millones inicialmente previstos, y busca reducir el déficit al 4.6% del Producto Interno Bruto para el próximo año. Bayrou destacó la gravedad de la situación con palabras fuertes, calificando este momento como “el último paso antes del abismo” y un “momento crítico de la historia” francesa.

Entre las medidas más polémicas está la eliminación de dos días festivos, citando como ejemplo el lunes de Pascua y el 8 de mayo, aunque señaló que se podrían considerar otros días. Bayrou defendió la medida argumentando que mayo se ha convertido en un mes con muchos “puentes” que afectan la productividad, y que estos cambios buscan combatir el “desencanto laboral”. La propuesta fue inmediatamente rechazada por el partido de extrema derecha, cuyo líder calificó la iniciativa como un ataque directo a la historia y las raíces del país.

Además de la reducción de días festivos, el gobierno planea congelar el gasto estatal en 2026 al nivel de 2025, sin incluir el aumento de la deuda ni el gasto en defensa. También decidió no reemplazar a uno de cada tres funcionarios que se jubilen en los próximos años. Otro aspecto relevante es la implementación de un “año blanco” para las prestaciones sociales, incluyendo pensiones de jubilación, que no se ajustarán a la inflación. Esta medida incluye eliminar la exención fiscal por gastos profesionales para jubilados y congelar las escalas del impuesto sobre la renta, lo que podría resultar en un aumento de impuestos para algunos contribuyentes.

Para equilibrar el esfuerzo, Bayrou anunció la creación de una contribución solidaria dirigida a las rentas más altas, con el objetivo de que quienes tienen mayores ingresos aporten más al saneamiento de las finanzas públicas. También anunció que en otoño presentará un proyecto de ley para combatir el fraude social y fiscal, con la intención de detectar, sancionar y recuperar recursos que se pierden por estas prácticas. Se buscará eliminar lagunas fiscales consideradas inútiles o ineficaces, que, según el gobierno, benefician principalmente a hogares adinerados y grandes empresas.

Las medidas y la reacción social reflejan un momento complicado para Francia, donde la necesidad de ajustar las finanzas públicas choca con un fuerte sentimiento de defensa de la historia y los derechos laborales. En un país con tradición de movilizaciones sociales, la tensión es palpable y el futuro cercano podría marcar un nuevo capítulo en la relación entre la sociedad y el Estado. Para México y su gente, observar este proceso invita a reflexionar sobre el equilibrio necesario entre las finanzas públicas y el respeto a las conquistas sociales y culturales que definen a cada nación.

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