Contratistas estadounidenses disparan a civiles palestinos durante entrega de ayuda en Gaza
Beerseba. Una investigación revelada por la agencia Associated Press expone que personal de seguridad contratado por una organización estadounidense respaldada por Israel habría utilizado balas reales, granadas aturdidoras y gas lacrimógeno contra civiles palestinos que acudían a recibir alimentos en puntos de distribución en Gaza.
De acuerdo con los testimonios de dos contratistas estadounidenses —que solicitaron el anonimato por razones de seguridad— los equipos desplegados carecen de la preparación adecuada, operan sin protocolos claros y han actuado con uso excesivo de la fuerza, incluso sin una amenaza directa.
Los relatos, acompañados de videos verificados por expertos en análisis forense, muestran escenas de caos en los centros de distribución, con multitudes desesperadas por obtener alimento bajo fuego cruzado. Las grabaciones registran ráfagas de disparos, lanzamientos de granadas aturdidoras y nubes de gas lacrimógeno mientras cientos de palestinos, muchos de ellos niños y mujeres, se agolpan en busca de ayuda.
La organización involucrada, la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), fue creada en febrero de este año y cuenta con el respaldo económico de Washington. Recientemente recibió una aportación directa de 30 millones de dólares para continuar con sus operaciones, que hasta ahora han estado marcadas por la opacidad, la violencia y denuncias de colaboración con labores de inteligencia militar.
Uno de los contratistas aseguró que el sistema de vigilancia en los sitios incluye cámaras con software de reconocimiento facial, cuya información sería compartida con el ejército israelí. Las imágenes se monitorean en tiempo real desde una sala de control instalada en el cruce fronterizo de Kerem Shalom. Aunque las autoridades israelíes niegan participación directa en estos centros, informes internos sugieren una coordinación constante entre personal de seguridad privada y fuerzas militares.
Durante una sola jornada en junio, los equipos de seguridad utilizaron 37 granadas aturdidoras, 60 latas de gas lacrimógeno y 27 proyectiles de goma. En una fotografía, se observa a una mujer herida en la cabeza por el estallido de una granada mientras intentaba recoger alimentos para su familia.
Pese a las denuncias, portavoces de las empresas involucradas aseguran que el entorno es “seguro y controlado”, aunque informes internos señalan que hubo personas heridas en más del 30 por ciento de las entregas realizadas en un solo periodo de dos semanas. Las cifras del Ministerio de Salud de Gaza reportan decenas de muertos y cientos de heridos en las inmediaciones de estos puntos de distribución, muchos de ellos tras recibir disparos mientras intentaban retirarse con sus alimentos.
La situación humanitaria en Gaza es crítica. Más de dos millones de personas enfrentan escasez severa de alimentos, agua y medicinas, tras casi dos años de asedio y bombardeos. Desde el inicio del conflicto en octubre de 2023, más de 57 mil palestinos han perdido la vida, según autoridades locales.
Mientras las agencias internacionales insisten en que la ayuda debe distribuirse sin militarización, y bajo principios de neutralidad humanitaria, la situación actual en Gaza revela una preocupante tendencia a la securitización de la asistencia y al uso desproporcionado de la fuerza en medio del hambre.
