China sale al rescate de la economía de El Salvador por el desplome de las criptomonedas
- El presidente Nayib Bukele apostó por Bitcoin y su valor a la baja ha puesto al país centroamericano en una situación financieramente precaria
El día que FTX se declaró en concurso de acreedores, en El Salvador se anunció que el país firmaría un tratado de libre comercio con China. Su vicepresidente, Félix Ulloa, dijo que China había ofrecido comprar los 21.000 millones de dólares en deuda externa del país como parte del acuerdo.
El país centroamericano de 6,5 millones de habitantes presenta una difícil situación financiera. En enero deberá pagar 688 millones de dólares por la amortización de un eurobono. A principios de año, Bukele prometió que su país emitiría bonos en Bitcoin para pagar la deuda nacional y pronosticó que el precio del Bitcoin alcanzaría los 100.000 dólares.
Pero los llamados “bonos volcánicos” nunca surgieron y hoy el precio de Bitcoin ronda los $16.000. “Si Bukele soñó que podía crear una economía política diferente e innovadora, en contra de los consejos del FMI, ese sueño ha fracasado”, dijo Luis Membraño, economista salvadoreño. “No hay alternativas fáciles ni atajos”.
Las pérdidas de Bitcoin son relativamente insignificantes para la deuda general, pero la determinación del presidente de burlarse del consejo del FMI para dar marcha atrás en su política de Bitcoin ha asustado a los mercados internacionales.
Con la inflación en aumento, la recesión que se avecina y una situación fiscal que empeora, El Salvador no puede poner en marcha la imprenta porque el país adoptó el dólar estadounidense como moneda nacional en 2001. En cambio, el gobierno ha echado mano de sus reservas para cubrir su agujero fiscal. Si la situación se deteriora, el país podría verse obligado a abandonar el dólar, según Membreño.
Sin embargo, aceptar financiamiento de deuda de China significaría una ruptura definitiva con EE. UU. y acercaría al país a China, Rusia y Turquía, según Membreño. “Representaría un realineamiento total de la política exterior salvadoreña”, dijo.
Ese financiamiento no sería barato, según Evan Ellis, asociado sénior del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales con sede en Washington DC. “China actúa como un prestamista, ganan mucho dinero con estos acuerdos”, dijo. “Pero a menudo encuentran una manera de vincular los préstamos con beneficios comerciales y estratégicos a largo plazo que abren el camino para las empresas chinas”.
Desde que El Salvador terminó su relación con Taiwán en 2018, China acordó construir un estadio y una biblioteca en el país. Sin embargo, los planes para convertir el puerto de La Unión en un centro logístico se han estancado.
Los lazos más estrechos con China también podrían adaptarse a la propia ambición de Bukele quien se ha visto criticado en EE. UU. y Europa por buscar la reelección en 2024, contraviniendo lo que expresa la constitución del país.
“Cuando los gobiernos populistas, sean de izquierda o de derecha, llegan al poder, China actúa como un suscriptor que no juzga”, dijo Ellis. “China puede darle independencia financiera a Bukele para que se vuelva autoritario y pase por alto la constitución del país”.
Con un índice de aprobación de alrededor del 90%, Bukele sigue siendo el presidente más popular de América Latina, basado en un enfoque de mano dura de la ley y el orden y ataques regulares a la vieja élite política.
Cuando los salvadoreños lo eligieron en 2019, luego de décadas de corrupción de los partidos tradicionales y una espiral de crimen de pandillas, muchos sintieron que estaban ante la última oportunidad.