China da la espalda al petróleo estadounidense y apuesta por el crudo canadiense
De acuerdo con datos de la consultora Vortexa Ltd., en marzo de 2025 las refinerías chinas importaron un récord de 7,3 millones de barriles de crudo canadiense a través de un puerto cercano a Vancouver. Las proyecciones de abril indican que ese volumen podría incluso aumentar. En contraste, las compras a Estados Unidos han caído drásticamente hasta los tres millones de barriles mensuales, lejos de los 29 millones que llegaron a registrarse en el punto más alto del intercambio.
La clave detrás de este viraje está en la ampliación del TMX, inaugurada en mayo, que conecta las reservas petroleras del interior canadiense con la costa del Pacífico en Columbia Británica. Esto ha permitido a Canadá colocarse como un competidor real en el mercado energético asiático, disminuyendo su dependencia del mercado estadounidense y ofreciendo a China una alternativa más estable en medio del clima político adverso generado por la política arancelaria de Donald Trump.
Aunque Norteamérica no es la fuente principal de petróleo para China —dominan Rusia y los países de Oriente Medio—, el crudo pesado de Alberta ha resultado especialmente atractivo para las refinerías chinas. Su densidad, alto contenido de azufre y bajo precio lo convierten en una materia prima ideal para complejos industriales altamente tecnificados. Además, es más competitivo frente a variedades similares como el Basrah Heavy de Irak, cuyo costo se ha incrementado debido al encarecimiento del crudo de referencia en Dubái.
