¿Ha creado Billie Eilish la fragancia más Generación Z?
Billie Eilish cree que todas las personas son polifacéticas, ella incluida: «He pasado la mayor parte de mi vida siendo muy masculina, pero hace poco, en los últimos dos años, me he dicho: ‘¿Sabes qué?, puedo ser lo que quiera y cuando quiera'», sostiene. «No necesito demostrar constantemente lo chicazo que soy. Porque vale, yo soy así, pero también soy este otro tipo de chica. También soy femenina y también soy sexy y también soy mona y a la vez nada de eso, simplemente soy yo».
Otro ejemplo más: en su vida profesional, Eilish es una estrella del pop ganadora de un Grammy… y perfumista. «Recuerdo que cuando me plantearon tener mi propia fragancia, me dije: ‘Un momento, ¿yo puedo hacer eso? ¿Qué me dices, en serio?», dice Eilish, que lanzó su primer perfume homónimo en 2021. «Soy una auténtica fanática de las fragancias y me hace mucha ilusión formar parte de ese mundo». Con el reciente lanzamiento de Eilish No. 2, una fragancia húmeda y amaderada contenida en una versión gris pizarra del elegante frasco segmentado que presentaba el perfume original («Estoy un poco obsesionada con los cuerpos, tío. Me pasa desde siempre”), Eilish amplia su presencia en la categoría.
«Mi primera idea fue que mi segunda fragancia oliese y transmitiese una sensación como de hormigón húmedo empapado por la lluvia, como una acera después de llover, y que tuviera ese olor tan específico que me recuerda a mi infancia», cuenta Eilish. “Al final se convirtió en algo lluvioso, pero también como amaderado». Este paisaje imaginario, al igual que el frasco, es también gris, una sinestesia que la cantante aplica de manera innata.
«Eilish 2 siempre me ha sugerido un mundo gris. No me imagino un Eilish 2 naranja o algo así». Lo mismo ocurre con el perfume original. «Siempre lo imaginé de color ámbar. Siempre lo visualicé de un color cálido entre ámbar, tostado y dorado; me vino a la cabeza de esa manera cuando lo olí».»Mi idea original era que mi segunda fragancia oliera y se sintiera como el hormigón húmedo, como una acera después de la lluvia, y que tuviera un olor tan específico que me recordara a mi infancia», dice Eilish. «Este paisaje inventado, como la botella, también es gris, una realidad creada, en parte, por la sinestesia innata de la estrella del pop: «Eilish 2 siempre me ha parecido un mundo gris. No hay un mundo en el que Eilish 2 sea naranja o algo así», y lo mismo ocurre con el perfume original: «Siempre iba a ser de color ámbar. Siempre iba a ser de un cálido color ámbar-marrón dorado; así es como lo tenía en la cabeza cuando lo olí».
Para Eilish, el tono del líquido y la forma del frasco son tan importantes como la propia fragancia. «Me suele ocurrir que huelo una muestra de perfume que no es mío (ya sabes como son las muestras, esos viales pequeños que son todos iguales con un tapón negro o blanco) y de reprente me gusta uno, lo pido en grande y el frasco tiene un color y una forma que no me cuadra nada con lo que me sugería ese aroma», dice. «Y entonces ya no puedo usarlo, porque me parece que está mal».
El miedo no es algo que los fans de Eilish asocien con la estrella, quien muy al contrario desprende ese aire de ‘todo me resbala’, debido en parte a su estética habitual, en parte a los muchos años que lleva en el candelero. Pero lo cierto es que los incesantes ataques y críticas contra su imagen y su cuerpo (sobre todo a través de las redes sociales) le han terminado haciendo mella.
«Tío, yo que sé. Es duro», dice Eilish. «Honestamente, nadie puede decir nada sobre mi cuerpo que no me haya dicho yo antes y peor […] También creo que si fuera más joven, si dijeran de mí en internet ahora lo que me decían con 11 años, no creo que pudiera seguir viviendo, la verdad», continúa. «Me gusto más que antes, y me importa más lo que opino yo de mí misma que lo que opinen los demás. O a lo mejor son chorradas esto que te digo, porque sigue doliendo un huevo».
Conclusión: tanto si te identificas con su estilo como con su música o sus perfumes, los mundos que construye Billie giran en torno a los cuidados, la autenticidad y el autoconocimiento. ¿Qué hay más revolucionario que estar en constante evolución?
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