Tiburones Azules al Mundial: cómo un país de medio millón de habitantes logró lo imposible
Cabo Verde, un archipiélago africano de apenas 524 mil habitantes y 4 mil kilómetros cuadrados, logró algo que parecía imposible: clasificarse por primera vez a una Copa del Mundo. La selección, conocida como los Tiburones Azules, selló su boleto tras vencer 3-0 a Eswatini, completando una gesta que mezcla esfuerzo, identidad y un poco de innovación tecnológica.
El trayecto hacia este logro comenzó años atrás, con una estrategia poco convencional: la Confederación Caboverdiana de Fútbol abrió convocatorias a través de LinkedIn, buscando jugadores con raíces caboverdianas en la diáspora. Fue así como Roberto Lopes, nacido en Irlanda, y Dailon Livramento, hijo de la comunidad caboverdiana en Rotterdam, se unieron al proyecto. Livramento marcó el gol decisivo ante Camerún, una de las potencias africanas, que catapultó a Cabo Verde a la historia del fútbol.
El proceso clasificatorio no fue fácil. Un empate 3-3 frente a Libia mantuvo en vilo a los aficionados, y cada partido implicó superar no solo a los rivales sino también la percepción de ser una nación pequeña frente a gigantes continentales. La selección lideró el Grupo D con 23 puntos y demostró que la consistencia y la unión pueden igualar las desventajas demográficas y económicas.
El entrenador Pedro Leitão Brito, conocido como Bubista, destacó que este logro trasciende lo deportivo: “Demostramos que podemos enfrentar a cualquier equipo, incluso con menos recursos. Esto es una reivindicación para nuestro pueblo”, afirmó. La pasión del archipiélago se reflejó en la celebración dentro y fuera del estadio, con la hinchada respetando el campo pero demostrando una alegría contagiosa.
Cabo Verde se convierte así en la sexta nación africana en clasificar a un Mundial, junto con Marruecos, Túnez, Argelia, Egipto y Ghana. Su historia combina tradición, innovación y resiliencia, mostrando que incluso los países más pequeños pueden alcanzar los escenarios más grandes. El Mundial 2026, que se jugará en Estados Unidos, México y Canadá, marcará un hito en la historia del fútbol al incluir por primera vez al archipiélago atlántico en la cita planetaria.