Marte guarda en su subsuelo la clave de su antiguo clima
Un nuevo hallazgo del rover Curiosity en el cráter Gale revela indicios de una antigua atmósfera densa en Marte y obliga a replantear teorías sobre su historia geológica y climática. El análisis de minerales enterrados bajo la superficie sugiere que el planeta pudo haber tenido condiciones favorables para la presencia de agua líquida y, quizá, para la vida.
Desde que llegó a Marte en 2012, el rover Curiosity ha recorrido el terreno del cráter Gale con el objetivo de reconstruir el pasado del planeta rojo. Su más reciente hallazgo proviene de muestras extraídas con un taladro a pocos centímetros de profundidad. Estas muestras, analizadas mediante difracción de rayos X, revelaron una alta concentración de siderita, un mineral carbonatado que se forma cuando el dióxido de carbono atmosférico reacciona con agua y rocas.
Hasta ahora, las mediciones desde órbita y los estudios realizados con otros vehículos no habían detectado las cantidades esperadas de carbonatos que sustentaran la hipótesis de una atmósfera marciana rica en CO₂. Esta ausencia había debilitado la idea de que Marte tuvo un clima cálido y húmedo en el pasado. Sin embargo, la presencia de siderita en niveles de hasta el 10 por ciento en peso cambia el panorama: parte del CO₂ que alguna vez estuvo en la atmósfera habría quedado atrapado en la corteza marciana a través de procesos geoquímicos.
El carbono atrapado bajo tierra
Los minerales encontrados provienen de rocas formadas hace unos 3.500 millones de años, en capas ricas en sulfato de magnesio. Esta combinación sugiere que Marte experimentó un ciclo del carbono activo, en el que el dióxido de carbono circuló entre la atmósfera y el subsuelo, posiblemente en episodios intermitentes. Incluso hay indicios de que parte de ese carbono volvió a liberarse más tarde, lo que apunta a un clima dinámico con importantes implicaciones sobre la habitabilidad del planeta.
Este descubrimiento también pone en duda la capacidad de los instrumentos orbitales para detectar ciertos minerales. La siderita puede quedar enmascarada si está cubierta por otros compuestos o capas superficiales, lo que explicaría por qué su presencia había pasado desapercibida hasta ahora. Esto abre la posibilidad de que existan más depósitos similares en otras regiones marcianas, particularmente en aquellas con características geológicas parecidas.
La investigación fue liderada por científicos de la Universidad de Calgary, quienes analizaron muestras extraídas en tres puntos distintos del Monte Sharp, una elevación central dentro del cráter Gale que muestra distintos estratos geológicos. Según los expertos, perforar la superficie marciana equivale a hojear un libro de historia del planeta, permitiendo leer episodios geológicos que ocurrieron hace miles de millones de años.
Este hallazgo representa un cambio de enfoque en la exploración de Marte. A medida que se confirman nuevas pistas sobre un pasado más activo y húmedo, las futuras misiones podrían centrarse en excavar más profundo o en analizar zonas no exploradas en busca de más carbono atrapado. Además, este tipo de descubrimientos ayuda a entender cómo Marte perdió su atmósfera original y cómo pasó de ser un mundo potencialmente habitable a uno frío y seco.
El trabajo del Curiosity sigue siendo clave para comprender los procesos que dieron forma al planeta rojo. Y si bien muchas preguntas persisten, lo cierto es que bajo su superficie yace una historia compleja, escrita en polvo y piedra, que poco a poco comienza a ser revelada.