Quién fue el explorador que saqueó Chichén Itzá y vendió más de 30 mil piezas mayas al extranjero

  • La zona arqueológica maya fue víctima del pillaje y esto fue lo que se llevaron de ahí

Hoy en día, Chichén Itzá es considerada una de las maravillas del mundo moderno. Su arquitectura prehispánica e importante carga cultural maya ha inspirado no solamente a los entusiastas de la historia, sino a un montón de turistas que, año con año, visitan las ruinas, y que las han convertido en uno de los destinos turísticos favoritos en todo el mundo.

México tiene una buena cantidad de ruinas arqueológicas, pero resalta Chichén Itzá por su particular belleza y la historia que hay detrás. Hace muchos años, un diplomático estadounidense supo de la existencia de un lugar en el sureste de México, de una ciudad perdida en el tiempo que podía traer riquezas a quien las explorara. El norteamericano no dejó pasar la oportunidad del negocio de su vida.

En el año 1985, Edward Herbert Thompson llegó a Mérida, Yucatán, con el objetivo de estudiar a la civilización maya en primera persona, de la que era gran admirador gracias a los libros de John Lloyd Stephens. De alguna manera, el originario de Worcester, Massachusetts, logró establecerse en la región, y aprendió español y maya.

En 1893, Thompson encontró un lugar con potencial para su “investigación”, el Cenote Sagrado que se encontraba en Chichén Itzá. Para que todo saliera de acuerdo a su plan, compró aquellas tierras a un hacendado que se llamaba Juan Sosa por la cantidad de 300 pesos mexicanos de la época, convirtiéndose así en uno de los primeros dueños del sitio de los que se tiene registro. Cabe mencionar que, hoy en día, tras años de intentos, Chichen Itzá es propiedad de la nación, pero fue una batalla complicada.

El saqueo de Edward H. Thompson a Chichen Itzá ocurrió del año 1905 a 1911, y se logró gracias a un curioso artefacto que instaló a las orillas del Cenote Sagrado: una draga, equipo que puede excavar en tierras que están debajo del agua.

De esta forma, el explorador estadounidense logró hacerse con un sinfín de objetos mayas que después vendió y con las que se volvió rico: piedras preciosas como el oro, cobre, ónix y el jade, esqueletos no sólo de animales sino también de antiguos pobladores de la región, ropa antigua, armas de madera, y más de 30 mil piezas arqueológicas pertenecientes a la cultura maya.

Todos estos objetos legendarios fueron vendidos por el explorador, y de hecho lo metió en problemas con el gobierno de México. Parte de este tesoro fue exhibido en el Museo Peabody de Connecticut. La lista completo de todo lo robado por Edward H. Thompson en Chichen Itzá fue publicada en 1926, en The City of Sacred Well, texto escrito por T. A. Willard, autor que compartía la pasión por las culturas del mundo.

Muchos años después, y ante la presión del Gobierno de México, el museo que exhibía la importante colección maya accedió a devolver la mitad de los objetos al país, en el año 1970. La segunda mitad también regresó, pero hasta el año 2008.

Las acciones de Thompson no fueron vistas con buenos ojos, ni por los mexicanos ni por los entusiastas de la arqueología y la historia. Expertos en la materia como el austriaco Teoberto Mayer, condenó el saqueo al Cenote Sagrado de Chichen Itzá, y calificó lo que hizo el estadounidense como “despojo a la nación”.

Edward H. Thompson murió el 11 de mayo de 1935, en Plainfield, Nueva Jersey, y aunque el gobierno mexicano intentó muchas veces recuperar Chichen Itzá, no lo logró del todo hasta muchos años después. Las tierras saqueadas fueron heredadas por el diplomático a sus hijos antes de morir, y éstos decidieron deshacerse del problema y vender la zona a otro comprador.
Fuente: infobae

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