Un encuentro inesperado frente a Baja California revela una especie de ballena jamás vista con vida

Durante años, la idea de encontrar a la misteriosa ballena de pico de dientes de ginkgo parecía casi imposible. Pero una mañana de junio de 2024, frente a la costa de Baja California, un equipo binacional de especialistas logró documentar por primera vez a estos esquivos gigantes del océano. La escena empezó con un grito desde el puente del Pacific Storm, el barco de investigación donde científicos de México y Estados Unidos pasaban otra jornada en busca de un sonido extraño registrado desde 2020, identificado como BW43. Hasta entonces se creía que provenía de la igualmente evasiva ballena de pico de Perrin.

Tras horas de observación, un par de cetáceos jóvenes aparecía y desaparecía a pocos metros del barco, siempre fugaces. Finalmente, el investigador Robert Pitman lanzó un pequeño dardo adaptado para tomar una muestra del tamaño de una goma de lápiz. Esa diminuta pieza de piel sería la clave para confirmar que estaban frente a una especie jamás observada en libertad: la ballena de pico de dientes de ginkgo.

Un hallazgo que tomó cinco años y un albatros entrometido

El avance no fue casualidad. El equipo había regresado al mismo punto durante tres años, primero en un velero y después en barcos de pesca mexicanos, sin obtener evidencia clara. La expedición de 2024 cambió el rumbo gracias al uso de hidrófonos arrastrados por el Pacific Storm y a un sistema óptico capaz de detectar mamíferos marinos a cientos de metros. En la búsqueda de zifios, cada herramienta cuenta: son los mamíferos que más se sumergen en el planeta y pasan la mayor parte de su vida en profundidad, emergiendo apenas unos minutos y lejos de cualquier costa.

El hallazgo estuvo a punto de perderse. Antes de que la tripulación pudiera recuperar la muestra que flotaba en el agua, un albatros descendió para llevársela. Hubo gritos, intentos desesperados por distraer al ave con panes del desayuno y maniobras rápidas. Solo después de unos segundos tensos recuperaron el fragmento vital.

Hasta ahora, la mayoría de descripciones de estas ballenas provenía de ejemplares muertos arrastrados a playas lejanas, especialmente en Japón. Por eso sorprendió descubrir que la especie habita regularmente aguas de California y del norte de Baja California. El análisis de bases de datos acústicas confirmó que el llamado BW43 corresponde a esta ballena y que sus registros son constantes en la región.

El desafío de descifrar a los habitantes más ocultos del océano

Con 24 especies conocidas, los zifios son los cetáceos más enigmáticos. Un cuarto de todas las especies de ballenas pertenece a esta familia, pero la mayoría de las personas nunca ha visto una ni sabe que existen. Son sensibles al uso de sonares militares, que pueden afectar su alimentación o provocar ascensos demasiado rápidos, con consecuencias fatales. Por eso es esencial ubicar sus zonas de presencia y reducir riesgos.

El hallazgo en México da nuevas pistas para construir mapas acústicos que permitan saber dónde viven estas ballenas casi invisibles. Aún quedan llamadas sin identificar y especies sin un solo avistamiento vivo, entre ellas la ballena de pico de Perrin, quizá la más difícil de encontrar. Hasta hoy, solo se conocen seis varamientos en la costa de California, todos de animales demasiado deteriorados como para ofrecer respuestas.

El descubrimiento frente a Baja California no resuelve el misterio completo, pero abre una ventana hacia un mundo marino que apenas empezamos a comprender. Una muestra mínima, un momento de suerte y años de persistencia cambiaron lo que se sabía sobre una especie que parecía fuera de nuestro alcance y que, sin embargo, vive en aguas compartidas por México y Estados Unidos.

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