Tener cerca al padre alarga la vida de las hembras de babuino

  • Un estudio en Kenia muestra que el vínculo entre padre e hija en los primeros años mejora la esperanza de vida de las crías, lo que sugiere beneficios evolutivos del cuidado paterno temprano.

En la mayoría de los mamíferos, los cuidados parentales recaen casi exclusivamente en las madres. Sin embargo, una investigación reciente ha revelado que, en los babuinos, las crías que mantienen una relación estrecha con su padre durante los primeros años de vida pueden vivir entre dos y cuatro años más que aquellas sin ese vínculo. El estudio fue llevado a cabo por la Universidad de Notre Dame, en colaboración con el Amboseli Baboon Research Project, uno de los proyectos de investigación sobre primates más longevos del mundo, iniciado en 1971.

Los científicos observaron a 216 hembras de babuino en el ecosistema de Amboseli, Kenia, y encontraron que un tercio de ellas convivió con su padre por al menos tres años. Este grupo mostró tasas de supervivencia significativamente mayores en la adultez. Según Elizabeth Archie, autora principal del estudio, los padres crean una «zona de seguridad» alrededor de sus hijas, permitiéndoles alimentarse y socializar sin interrupciones ni acoso, lo que a largo plazo se traduce en una mejor calidad de vida.

Papás protectores y sociabilidad temprana

A diferencia de lo que se pensaba, los machos babuino no son indiferentes a sus crías. Aunque en su juventud se enfocan en competir y reproducirse, al llegar a la mediana edad —cuando su condición física comienza a declinar— algunos machos optan por invertir tiempo en sus hijas. Estas relaciones suelen estar marcadas por el acicalamiento mutuo, un hábito que cumple funciones de higiene y también fortalece vínculos sociales. Para Archie, este comportamiento puede compararse con “sentarse a tomar un café y tener una buena charla” en términos humanos.

Los machos que se mantienen cerca de sus hijas también les permiten ampliar sus redes sociales. Las crías con vínculos paternos fuertes interactúan con más miembros del grupo, lo que facilita futuras alianzas y colaboraciones, vitales en la vida adulta. Este efecto no se observa con otros machos adultos no emparentados, lo que sugiere que la relación padre-hija tiene características únicas y beneficios específicas.

Además de la mayor socialización, la protección que brindan los padres puede ser crucial en situaciones de conflicto dentro del grupo. Los machos suelen intervenir en defensa de sus crías, y en ocasiones también protegen a las madres. Esto crea un entorno más estable y seguro para el desarrollo de las pequeñas.

El estudio subraya que, aunque los padres de muchas especies no participen activamente en la crianza, incluso pequeñas contribuciones pueden tener efectos importantes. Para las hembras jóvenes que enfrentaron adversidades tempranas, la presencia del padre puede ayudar a mitigar esos efectos negativos, aumentando sus probabilidades de alcanzar la adultez y reproducirse.

Estos hallazgos ofrecen una nueva perspectiva sobre el papel de los padres en la evolución del comportamiento social y parental, incluso entre especies en las que tradicionalmente se ha asumido que los machos están ausentes en la crianza.

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