Plásticos que se autodestruyen: un avance que podría transformar la gestión de residuos
Un grupo de investigadores de la Rutgers University desarrolló una tecnología que permite fabricar plásticos capaces de degradarse de manera programada bajo condiciones cotidianas. El proyecto, inspirado en la forma en que la naturaleza construye y desintegra sus propios polímeros, busca ofrecer una alternativa ante la acumulación que hoy afecta ríos, mares y ciudades del mundo, incluido México.
El equipo, encabezado por el químico Yuwei Gu, tomó como referencia moléculas biológicas como el ADN y las proteínas, que cumplen su función y luego desaparecen sin dejar residuos. Con ese modelo, añadieron pequeños grupos funcionales dentro de los polímeros sintéticos para facilitar que, llegado el momento, sus enlaces químicos se rompan. Al ajustar la ubicación de esos grupos, lograron programar la vida útil del material: puede degradarse en días, meses o años, según se requiera.
Esta flexibilidad abre un amplio abanico de usos. Envases de comida rápida podrían desintegrarse poco después de desecharse, mientras que piezas automotrices tendrían una duración prolongada. La degradación puede activarse con luz ultravioleta o iones metálicos, lo que da más control al proceso. El equipo también explora aplicaciones en cápsulas farmacéuticas y recubrimientos especiales.
Los investigadores reportan que los líquidos resultantes de la descomposición no son tóxicos en pruebas preliminares, aunque continúan evaluando su impacto ambiental. El siguiente paso es adaptar la tecnología a procesos industriales y analizar si puede integrarse a los plásticos ya existentes.
Si este tipo de materiales llega a producirse a gran escala, podría aliviar la presión que hoy sufren tiraderos y ecosistemas.
