México pierde el color del mar: los corales de Huatulco podrían tardar 20 años en volver a la vida

En 2023, el mar de Huatulco se volvió blanco. Lo que parecía una escena de belleza inusual era, en realidad, una señal de alarma: los corales estaban muriendo. Las altas temperaturas provocadas por el fenómeno de El Niño blanquearon más del 80 % del arrecife del Parque Nacional Huatulco, en la costa de Oaxaca, y los científicos advierten que la recuperación podría tomar al menos dos décadas, si no hay nuevos eventos extremos.

La bióloga marina Gabriela García Vázquez recuerda el impacto del momento: “Era como nieve bajo el agua”. Coordinadora de conservación de corales de la organización COSTASALVAJE, narra que las aguas alcanzaron hasta 34 grados, incluso a 20 metros de profundidad, convirtiendo el buceo en una experiencia sofocante. La temperatura hizo que los pólipos —los diminutos animales que forman los corales— expulsaran las microalgas que les dan color y alimento, quedando expuestos y vulnerables.

El Parque Nacional Huatulco, decretado en 1998, protege casi 12 mil hectáreas de ecosistemas costeros y marinos. En sus 46 hectáreas de arrecifes habitan más de 150 especies de peces, 112 poliquetos, 177 moluscos y cuatro tipos de tortugas marinas. Pero ese santuario, reconocido por la UNESCO como Reserva de la Biósfera y por la Convención Ramsar, enfrenta presiones humanas que agravan los daños: turismo masivo, desarrollo costero desordenado, pesca ilegal y contaminación.

Los investigadores han detectado que los arrecifes más cercanos a zonas urbanas, como San Agustín y La Entrega, perdieron por completo sus placas coralinas, en parte debido al deficiente manejo de aguas residuales. Solo en las zonas más aisladas, accesibles solo por mar, algunos corales lograron resistir gracias a genotipos más fuertes.

Tras el blanqueamiento, el ecosistema cambió de forma drástica: las algas invadieron los esqueletos muertos, alimentando a erizos y peces herbívoros que ahora dominan la zona. Aunque esa respuesta ecológica evita un colapso total, no reemplaza la compleja estructura que los corales aportaban.

A finales de este año, un nuevo monitoreo evaluará si los arrecifes comienzan a mostrar señales de recuperación. La restauración, dice García Vázquez, no consiste solo en trasplantar fragmentos, sino en identificar los corales más resistentes y reproducirlos para enfrentar futuros eventos de calor extremo.

Mientras tanto, la organización COSTASALVAJE impulsa acciones de conservación y educación ambiental: instalación de boyas para evitar daños por anclas, capacitación de prestadores turísticos y difusión de buenas prácticas. “Muchos visitantes no saben que un simple toque puede matar un coral”, advierte la especialista.

Los arrecifes de Huatulco son una ciudad viva bajo el mar. Perderlos significaría alterar toda la red de vida que depende de ellos.

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