Luna llena: Cómo afecta nuestras emociones, reacciones y descanso
Jorge Luis Borges le dedicó un poema en su obra El Hacedor, donde ensayó múltiples imágenes metafóricas de la luna. Sin embargo, terminó por subrayar la imposibilidad para capturar su esencia, declarándola “más allá de (su) literatura”.
Misteriosa y eterna fuente de fascinación, ha inspirado innumerables mitos y estudios a lo largo de la historia, pero persiste el empeño por descubrir la influencia real de la luna llena sobre las personas.
Las leyendas urbanas la han asociado con fenómenos tan variados como la aparición de hombres lobo y alteraciones en el comportamiento humano. No obstante, resulta crucial diferenciar entre las creencias populares y lo respaldado por la evidencia científica.
Se potencian las conductas
Desde tiempos inmemoriales, se cree que durante la luna llena se potencian ciertas conductas como la agresividad y la inestabilidad emocional. De ahí el término lunático (persona que padece locura por intervalos) proviene de la palabra en latín que significa “lunar”.
En contraste, hay posturas francamente escépticas, como la de Cynthia Zaiatz, psicóloga de salud mental del Sanatorio Modelo de Caseros, que señala que “las conductas no tienen que ver con la luna”. Es cierto que se requiere recabar más evidencia para verificar la hipótesis de investigadores que sugieren que los movimientos del sol y la luna crean ondas sutiles en el campo magnético de la Tierra, que podrían ser percibidas por los seres vivos.
Noches alteradas
Algunas tradiciones indican que la luna llena puede afectar el organismo, provocando, por ejemplo, un incremento en la gravedad de algunas condiciones médicas o alterando procesos fisiológicos. Hasta el día de hoy se repite que las embarazadas tienen más probabilidades de dar a luz durante la luna llena, aunque las evidencias científicas respecto de los nacimientos en las distintas fases lunares son inconsistentes.
Mario Sebastiani, médico obstetra del Hospital Italiano, con una experiencia de más de 46 años y 13.000 partos realizados, aclara: “Fue estudiado varias veces y nunca se encontró una relación entre la luna llena o la luz y los nacimientos. Entiendo que los agricultores miran este u otros aspectos de la naturaleza en la siembra pero no en la cosecha”. Y remata: “Tendríamos la vida más organizada y no es así; trabajamos todos los días”.
En su obra Imaginarios del desarrollo, el antropólogo Gonzalo Iparraguirre revela que, según sus investigaciones, todos los productores agropecuarios del sudoeste bonaerense a los que consultó reconocieron la práctica de considerar las fases lunares para diversos propósitos. “Yo había tratado el tema entre los mocovíes, para quienes la luna menguante es indicio de sequía y la luna creciente, sugiere la llegada de lluvia”, confiesa.
También se cree que los efectos de la luna llena se evidencian en las alteraciones de los patrones de descanso. Durante esta fase, no son pocas las personas que aseguran que tardan más en conciliar el sueño o duermen mal.
Un estudio de Science Advances publicado en la revista de Harvard Medical School, encontró que las personas se dormían más tarde y descansaban menos tiempo en total en los tres a cinco días previos a la luna llena. El efecto fue aún más pronunciado en áreas donde las personas tenían menos acceso a luz artificial.
Para llegar a dichas conclusiones, los investigadores estudiaron a personas en tres comunidades, precisamente en la Argentina: un barrio en los suburbios de una ciudad, un pequeño asentamiento rural con acceso limitado a la electricidad, y un grupo de personas en un área remota que no tenía acceso a luz eléctrica.
Las conclusiones apuntan a que es posible que la luna llena hiciera que las personas fueran más activas por la noche, lo cual explica por qué las diferencias en el sueño fueron más pronunciadas en comunidades con menos acceso a electricidad. La luz artificial, dijeron, podría producir un efecto similar.
Pablo Ferrero, experto en medicina del sueño y laboral, y director del Instituto Ferrero de Neurología y Sueño (M.N. 119738), explica que, desde el punto de vista científico, la luna llena refleja más luz solar, lo que aumenta la luminosidad ambiental. Esto impacta en la retina, que interpreta el aumento de la luz como si estuviera amaneciendo o como si el sol no se hubiese puesto. “Por eso, esto puede alterar los cronotipos, es decir, el horario en el cual estamos acostumbrados a dormir, o modificar los ciclos de sueño. Puede ser que te cueste más conciliar el sueño o permanecer dormido”.
Créditos: Dolores Pasman