Julia Carabias gana el Premio Fred Packard y renueva la lucha por la naturaleza
La bióloga mexicana Julia Carabias fue reconocida con el Premio Fred Packard por su trayectoria al cuidado de las áreas naturales protegidas, un galardón internacional que distingue a quienes han dedicado su vida a preservar la biodiversidad. La distinción fue entregada durante el Congreso Mundial de Conservación de la UICN, celebrado en Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos.
Carabias, exsecretaria de Medio Ambiente durante el gobierno de Ernesto Zedillo, fue clave en la creación de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, una institución que cambió la forma en que México cuida sus ecosistemas. Su trabajo, tanto en la academia como en la gestión pública, ha tejido un puente entre la ciencia y las comunidades que viven de la tierra.
“Este premio no es solo mío. Es de todos los que han recorrido conmigo este camino: colegas, guardaparques, jóvenes, comunidades enteras que protegen lo que es de todos”, dijo al recibir el reconocimiento. La bióloga ha dedicado décadas al estudio y restauración de selvas tropicales, especialmente en la Lacandona, donde ha trabajado junto a pobladores para equilibrar la conservación con el bienestar local.
Andrew Rhodes, vicepresidente de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas, destacó su papel como una figura central en la política ambiental mexicana. “Julia ha sido una fuerza que inspira integridad, ciencia y compromiso. Su trabajo no se detiene”, afirmó.
Nacida en la Ciudad de México en 1954, Carabias se formó en Biología en la UNAM, donde también obtuvo la maestría y es profesora desde 1987. Ha representado a México en organismos internacionales, como el Panel Multidisciplinario de Expertos en Biodiversidad de la ONU (IPBES), y ha sido referente en temas de desarrollo sostenible y justicia ambiental.
Aun con el reconocimiento, Carabias expresó una preocupación que atraviesa su carrera: “Vivimos en un mundo donde las crisis se agravan antes de que los gobiernos actúen. No hemos entendido que nuestras vidas dependen de la biodiversidad”.
Pidió que las experiencias exitosas de conservación se transformen en políticas públicas reales y que la cooperación entre países no se quede en los discursos. “La esperanza está en los jóvenes que ya no se conforman con mirar desde lejos”, dijo.