Ejército lanza plan para controlar a miles de venados en aeropuertos mexicanos
El venado cola blanca se ha convertido en un riesgo para la seguridad aérea en varios aeropuertos mexicanos. El Ejército, a través de su empresa Gafsacomm, ha lanzado una licitación para controlar la presencia de esta especie en Palenque, Tamuín, Nogales y Campeche. La medida surge tras reportes que indican la presencia constante de estos animales dentro de las zonas operativas de los aeródromos.
El caso más grave es el de Palenque, donde en 2024 se registraron 2,737 avistamientos, más de la mitad dentro del área de maniobras. Le siguen Nogales con 132, Tamuín con 54 y Campeche con 28. Las condiciones naturales de estos aeropuertos, como pastizales, cuerpos de agua y vegetación abundante, facilitan que la fauna los use como refugio.
El contrato contempla medidas avaladas por la Semarnat y la Agencia Federal de Aviación Civil. Se realizarán recorridos diarios por pistas y caminos perimetrales, se usarán repelentes sonoros y visuales, y se implementará monitoreo nocturno. También se analizará un radio de 13 kilómetros desde el centro de cada pista para identificar factores de atracción como cuerpos de agua, zonas agrícolas o tiraderos.
En 2016, Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) aplicó acciones similares siguiendo recomendaciones de organismos internacionales como la OACI y la FAA. En otros aeropuertos ya se han reubicado cocodrilos, linces, zorros y venados.
Capacidad técnica limitada y antecedentes preocupantes
Especialistas advierten que las autoridades mexicanas no cuentan con la infraestructura necesaria para reubicar a cientos o miles de venados sin poner en riesgo su bienestar. Juan Carlos Lara Delgadillo, del Cemda, señaló que este tipo de maniobras suele realizarse con uno o pocos ejemplares, y hacerlo a gran escala podría provocar estrés y muerte en los animales.
Propuso evaluar otras opciones como cercos perimetrales o reubicación en UMAs o zoológicos. Guillermo D’Christy, del colectivo Sélvame del Tren, cuestionó la capacidad del Ejército para manejar fauna silvestre y exigió un manifiesto de impacto ambiental con supervisión de Semarnat y Profepa.
Este tipo de acciones ya tienen antecedentes. En el proyecto del Tren Maya, la Sedena clasificó como “nocivas” a especies como jaguares, tapires y venados. En contratos con empresas como Susoma Soluciones Ambientales, se autorizó el uso de trampas, dardos tranquilizantes e incluso el sacrificio de ejemplares, bajo la norma NOM-033-SAG/ZOO-2014.
Aunque se establece que el trato debe ser digno, las medidas están orientadas a garantizar la eficiencia operativa de los proyectos, incluso a costa de la vida de especies amenazadas. La situación plantea un dilema entre seguridad aérea y conservación de fauna silvestre en zonas naturales donde se han instalado desarrollos estratégicos.
