8M: Anna Ajmátova, de las poetas más destacadas del siglo XX

Anna Ajmátova fue conocida por su profunda obra poética que refleja tanto el dolor personal como el sufrimiento colectivo de su pueblo en tiempos de agitación política. Nació en 1889 en el Imperio ruso y vivió en una época de gran efervescencia cultural en Rusia, con figuras destacadas en la música, la pintura y la literatura. Fue parte del movimiento acmeísta, que buscaba devolver el valor semántico a las palabras y exaltar la belleza y la realidad cotidiana.

A lo largo de su vida, Ajmátova sufrió grandes pérdidas, incluyendo el fusilamiento de su exmarido, Nikolái Gumiliov, y la persecución de su hijo. Su poesía se vio marcada por la censura y la represión del régimen estalinista. Gran parte de su obra inédita fue destruida por ella misma en 1934, temerosa de las represalias del régimen. Su poema más famoso, Réquiem, refleja el sufrimiento y la lucha por dar voz a un pueblo sumido en el dolor.

En México, la literatura rusa, y en particular la obra de Ajmátova, tuvo resonancia en la segunda mitad del siglo XX, especialmente en el contexto de la Revolución rusa y el régimen soviético. La poeta vivió una época de silenciado artístico, pero su obra se mantuvo viva gracias a su resistencia y su capacidad para plasmar la tragedia de su tiempo.

Ajmátova fue una poeta prolífica, y aunque su producción se vio limitada por la censura soviética después de 1922, continuó escribiendo prosa y ensayos literarios. Murió en 1966 en Moscú, dejando un legado literario que sigue siendo relevante hoy en día.

Sin embargo, Ajmátova permanece estoica en su país, siendo testigo entonces de que la poesía enfrenta en ese periodo un intranquilo silencio, como lo denomina en este poema, fechado en Moscú el 6 de junio de 1963:

PRIMERA ADVERTENCIA

Qué nos importa al fin y al cabo

que todo se convierta en ceniza,

en cuántos precipicios canté

y en cuántos espejos viví.

Que no sea yo sueño ni consuelo

y mucho menos paraíso.

Pero puede ser que con frecuencia

tengas que recordar

el rumor de las líneas sosegadas

y el ojo que oculta en el fondo

aquella corona de flores, punzante y oxidada,

en su intranquilo silencio.

(Anna Ajmátova, Soy vuestra voz, Antología. Selección, prólogo y traducción del ruso: Belén Ojeda, Poesía Hiperión, 2015.)

La belleza y la lucidez, y también el dolor y la pérdida, permean la obra de Ajmátova, tanto en prosa como en poesía, tal como denota el siguiente poema, fechado en Sebastopol en octubre de 1916:

TODO ME HA SIDO ARREBATADO

Todo me ha sido arrebatado: el amor y la fuerza.

Mi cuerpo, precipitado dentro de una ciudad que detesto,

no se alegra ni con el sol. Siento que mi sangre

congelada está.

Burlada estoy por el ánimo de la Musa

que me observa y nada dice,

descansando su cabeza de oscuros rizos,

exhausta, sobre mi pecho.

Sólo la Conciencia, más terrible cada día,

enfurecida, exige cuantioso tributo.

Y para responder, me cubro el rostro con las manos,

porque he agotado mis lágrimas y mis excusas.

(Anna Ajmátova, Breve antología, Material de Lectura, Serie Poesía Moderna 34.)

Anna Ajmátova falleció el 5 de marzo de 1966 en Moscú, en circunstancias que quizá vaticinó en los siguientes versos:

Eso ocurrirá un día en Moscú

cuando abandone la ciudad para siempre

y retorne al anhelado hogar

dejando entre ustedes sólo mi sombra.

(Anna Ajmátova, Soy vuestra voz, Antología. Selección, prólogo y traducción del ruso: Belén Ojeda, Poesía Hiperión, 2015.)

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