La fiebre de la IA pierde brillo: grandes inversionistas se retiran de Nvidia

Varios fondos de inversión en Estados Unidos comenzaron a recortar su exposición a Nvidia, el gigante de los chips para inteligencia artificial. El movimiento llamó la atención porque ocurre tras dos años de euforia que elevaron a la empresa por encima de los 5 billones de dólares en valor de mercado. Uno de los pasos más notorios fue el del fondo Thiel Macro, ligado a Peter Thiel, que vendió más de 537 mil acciones durante el tercer trimestre, una posición valuada en alrededor de 100 millones de dólares. La salida se suma a decisiones similares de otros inversionistas institucionales que, lejos de apostar por más crecimiento, empiezan a protegerse ante un posible ajuste.

El fondo ahora prioriza compañías de mayor estabilidad, como Apple y Microsoft, y mantiene una participación mucho menor en Tesla. Su decisión ocurre en un ambiente donde las dudas sobre la sostenibilidad del boom de la IA ya no se quedan en la prensa tecnológica: resuenan en los reportes regulatorios y en las carteras de los gestores más influyentes.

A la cautela se han sumado jugadores de peso como SoftBank, que vendió sus acciones de Nvidia por más de 5 mil millones de dólares para financiar nuevas apuestas tecnológicas. Si bien Masayoshi Son ha sido uno de los defensores más entusiastas de la IA, incluso él consideró adecuado tomar ganancias justo cuando Nvidia alcanzó su valoración histórica.

Señales de sobrecalentamiento y apuestas en contra
Entre los analistas más escépticos se encuentra Michael Burry, conocido por anticipar la crisis hipotecaria de 2008. Su fondo reveló posiciones bajistas sobre Nvidia y Palantir, lo que implica que apuesta a una caída en sus precios. Además, cuestionó las prácticas contables de los grandes compradores de chips —como Microsoft y Alphabet—, quienes han extendido plazos de depreciación, una medida que reduce costos en el corto plazo y podría maquillar el verdadero impacto financiero de la carrera por la IA.

A este escenario se suma la dinámica interna del sector: acuerdos multimillonarios entre fabricantes de chips, startups y operadores de centros de datos han dado la impresión de que la industria está alimentando su propio crecimiento, sin que aún exista un modelo claro de monetización que justifique inversiones tan elevadas. Entre 909 fondos analizados en sus reportes del tercer trimestre, la división es casi exacta: 161 aumentaron su participación en Nvidia y 160 la redujeron.

Nvidia sigue siendo referencia global en semiconductores, y su tecnología impulsa desde modelos de lenguaje hasta infraestructura crítica para las grandes plataformas. Sin embargo, las recientes ventas masivas reflejan un cambio en el estado de ánimo del mercado. El entusiasmo total se transforma en una mirada más prudente, una que reconoce la importancia de la IA pero duda de que todas las empresas involucradas puedan sostener valuaciones tan elevadas.

Para México, donde la adopción de tecnologías de IA se acelera y donde crece el interés por atraer inversiones en semiconductores, estos movimientos sirven como termómetro. No frenan la tendencia global, pero muestran que el ritmo y la escala de la industria podrían ajustarse. Las próximas decisiones de Wall Street marcarán el tono con el que continuará esta carrera tecnológica.

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