Viaje histórico: mariposas monarca con microchip cruzan la frontera rumbo a Michoacán

Las primeras mariposas monarca de la temporada comenzaron a verse en los bosques de oyamel de Michoacán y el Estado de México, como cada otoño. Pero este año la migración tiene una novedad: algunos ejemplares portan microchips ultraligeros que permiten seguir su recorrido en tiempo real, desde su salida en Canadá hasta su llegada a los santuarios mexicanos. Es la primera vez que se registra este tipo de monitoreo directo en la ruta migratoria completa de la especie.

El dispositivo, adherido cuidadosamente al tórax de las mariposas, pesa alrededor de 60 miligramos y funciona con energía solar y señal Bluetooth. Su diseño permite que la mariposa vuele sin dificultad, mientras que una red de torres receptoras y estaciones de rastreo registra su ubicación. Esta tecnología forma parte del Proyecto Colaboración Monarca, una iniciativa trinacional entre México, Estados Unidos y Canadá que busca comprender mejor los riesgos, tiempos de descanso y caminos que siguen estos insectos durante los más de 4,000 kilómetros de travesía anual.

La primera mariposa detectada con chip al cruzar a México fue una hembra liberada el 13 de septiembre en Long Point, Ontario. Tras viajar durante 37 días y recorrer más de 2,300 kilómetros, fue registrada cerca de la Presa de la Amistad en Ciudad Acuña, Coahuila. Desde ahí continuó su camino hacia el centro del país, rumbo a los bosques de hibernación.

Tecnología para proteger una migración de miles de años

Aunque el fenómeno migratorio de la mariposa monarca es conocido y documentado desde hace décadas, aún existen grandes incógnitas sobre cómo eligen su ruta, dónde descansan o qué amenazas enfrentan a lo largo del camino. Los incendios, la pérdida de bosques, el uso de herbicidas y el cambio climático han reducido drásticamente sus poblaciones en los últimos años, por lo que entender la ruta paso a paso es clave para su conservación.

El proyecto también integra participación ciudadana: cualquier persona puede registrar avistamientos mediante aplicaciones móviles y redes voluntarias de observadores locales. En México, esta labor ha tenido gran arraigo en comunidades de Michoacán y Estado de México, donde el arribo de las monarcas es parte de la identidad cultural de la región, vinculada a celebraciones de Día de Muertos y al ciclo agrícola de montaña.

Los santuarios de hibernación y su cuidado

Las monarcas pasan el invierno en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, declarada Patrimonio Mundial Natural. Allí, entre los bosques altos de oyamel, pino y cedro, se reúnen por millones desde noviembre hasta marzo. Los principales santuarios abiertos al público son El Rosario y Sierra Chincua en Michoacán, y Piedra Herrada y El Capulín en el Estado de México. Estas zonas dependen no solo de la protección ambiental, sino también de la organización comunitaria para el manejo del bosque y el turismo responsable.

La llegada de estas mariposas cada año no es solo un espectáculo natural: conecta territorios y recuerda la interdependencia entre México, Estados Unidos y Canadá. El seguimiento con microchips busca garantizar que la ruta migratoria siga siendo posible en los años por venir. Entre la tecnología y el cuidado del bosque, este otoño vuelve a traer un viaje antiguo que todavía tiene futuro.

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