El gobierno fija nuevo precio del maíz blanco, pero el campo mexicano sigue en pie de lucha

La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) anunció un incremento en el precio del maíz blanco para los estados de Guanajuato, Jalisco y Michoacán, fijándolo en 6 mil 50 pesos por tonelada. La medida llega después de una jornada de protestas y bloqueos en al menos 17 estados del país, encabezados por organizaciones campesinas que exigen precios más justos y apoyo real para el campo mexicano.

El secretario de Agricultura, Julio Berdegué, explicó que el nuevo precio representa un aumento del 25% respecto al valor del maíz en el mercado internacional, y estará acompañado de créditos con una tasa de interés anual del 8.5%, así como de un seguro agropecuario. También se abrirán ventanillas de registro para los productores beneficiarios, mientras los gobiernos estatales implementarán apoyos complementarios.

“Reiteramos que estamos abiertos al diálogo. Los gobiernos de Jalisco, Guanajuato y Michoacán publicarán su mecánica operativa para completar el precio indicado”, dijo Berdegué en un mensaje difundido en redes sociales.

Protestas en el país: el campo no se conforma

El anuncio no detuvo el descontento. Campesinos de 17 entidades, entre ellas Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas, Michoacán, Jalisco, Zacatecas, Guanajuato y Puebla, continuaron con bloqueos y movilizaciones que paralizaron carreteras y casetas. Las organizaciones convocantes —el Movimiento Agrícola Campesino (MAC) y la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA)— consideraron insuficiente el aumento y calificaron el acuerdo como “una burla al campo mexicano”.

Los productores reclaman un precio mínimo de 7 mil 200 pesos por tonelada, argumentando que los costos de producción se han disparado más del 40% en los últimos cinco años, mientras el valor del grano cayó más del 50% desde 2022. “Lo que ofrecen no es un precio, es una condena de hambre”, expresó el MAC en un comunicado.

La protesta frente a la Secretaría de Gobernación fue una de las más tensas. Al no lograrse un acuerdo en la mesa de diálogo, los manifestantes irrumpieron en el edificio al grito de “¡Fuera Berdegué!”, denunciando que el precio inicial ofrecido por el gobierno —5 mil 200 pesos por tonelada— era inaceptable.

Los campesinos también demandan la exclusión de los granos básicos del T-MEC, la creación de una banca de desarrollo agropecuario y la revisión urgente de la Ley Nacional del Agua, temas que, según aseguran, siguen pendientes en la agenda del gobierno federal.

Una crisis que viene de años

La caída del precio del maíz ha golpeado con fuerza a los productores mexicanos. Desde el inicio de la guerra en Ucrania, el valor de la tonelada se desplomó de 7 mil a poco más de 3 mil pesos, debido a la dependencia del mercado internacional y a las condiciones del T-MEC, que fija las cotizaciones con base en la Bolsa de Chicago.

De acuerdo con el Grupo de Consultores de Mercados Agrícolas, los márgenes de ganancia en la producción de maíz blanco en México se redujeron del 50% en 2022 a apenas un 12% en 2025. La desaparición de esquemas como el Ingreso Objetivo y la Agricultura por Contrato dejó a los productores expuestos a la volatilidad global.

La presidenta Claudia Sheinbaum reconoció que el sector agrícola atraviesa una situación crítica y anunció que se instalarán mesas de trabajo permanentes para construir una política de largo plazo que proteja a los agricultores frente a las fluctuaciones internacionales.

Entre el maíz y el país

El maíz no es solo un cultivo: es el corazón de la cultura y la alimentación mexicana. La consigna que se escuchó en las carreteras —“Sin maíz no hay país”— sintetiza el reclamo de quienes ven en este grano la base de su sustento y su identidad.

Aunque el nuevo precio busca contener el malestar y evitar un desabasto, los productores advierten que no abandonarán las movilizaciones hasta alcanzar un acuerdo que garantice la viabilidad del campo mexicano.

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