Alarma en las aulas: estudiantes de secundaria en EE.UU. registran su peor nivel en décadas

Los jóvenes que están a punto de graduarse de la secundaria en Estados Unidos se enfrentan a un panorama nada alentador: sus puntajes en lectura, matemáticas y ciencias han caído a mínimos históricos. El reporte más reciente del Nation’s Report Card, elaborado por el Centro Nacional de Estadísticas Educativas (NCES) y el Departamento de Educación, enciende alertas sobre el futuro académico de millones de adolescentes.

El dato no es menor: casi la mitad de los estudiantes de último año no logra cumplir con los estándares básicos en matemáticas y lectura. Apenas el 35% lee a un nivel considerado competente, mientras que un 32% ni siquiera llega a lo mínimo. La tendencia lleva años en picada: en 1992, cuatro de cada diez estudiantes alcanzaban niveles sólidos de lectura; hoy esa cifra cayó a 35%.

En matemáticas la situación es todavía más crítica: solo el 22% de los alumnos alcanza niveles competentes. La estadística marca un retroceso histórico que no distingue regiones ni grupos sociales. En ciencias, el panorama tampoco es alentador: apenas tres de cada diez alumnos de octavo grado lograron resultados aceptables.

El peso de la pandemia y el ausentismo escolar

La pandemia de COVID-19 dejó huellas profundas en la educación estadounidense, y una de las más visibles es el ausentismo. En 2024, el 31% de los estudiantes de grado 12 admitió haber faltado al menos tres días en el último mes. Antes de la crisis sanitaria, en 2019, la cifra era del 26%. Ese aumento se repite en casi todos los niveles escolares y se asocia directamente con la caída en el rendimiento académico.

El informe insiste en que la participación de las familias es crucial: estar atentos a las tareas, mantener comunicación con los maestros y vigilar las ausencias podría marcar la diferencia. Sin embargo, la realidad muestra un reto mucho más amplio que va más allá de los hogares.

Reacciones y debate sobre el futuro educativo

Las autoridades no tardaron en pronunciarse. La secretaria de Educación, Linda McMahon, calificó los resultados como “devastadores” y admitió que, pese a las millonarias inversiones en programas escolares, la brecha educativa sigue ampliándose. “Los estudiantes estadounidenses están registrando los puntajes más bajos de la historia en todos los niveles de K-12”, señaló.

Expertos como Marty West, de la Universidad de Harvard, advierten que la caída golpea sobre todo a los alumnos con peor rendimiento, mientras que los de alto desempeño apenas se ven afectados. “El sistema está preparando solo a una fracción de sus jóvenes para el éxito universitario”, advirtió.

A este escenario se suma un debate político de fondo. La administración federal impulsa la transferencia de competencias educativas a los estados, lo que divide opiniones entre quienes ven en ello una oportunidad de innovación y quienes temen un abandono de la responsabilidad nacional.

Una generación en riesgo

El Nation’s Report Card es claro: los jóvenes que hoy cursan su último año de secundaria podrían egresar con las habilidades más bajas en décadas. La pandemia aceleró un proceso de deterioro que ya venía gestándose, y que ahora pone en entredicho la capacidad del sistema para formar ciudadanos listos para la universidad, el trabajo y la vida adulta.

Mientras las cifras reflejan un presente difícil, el reto está en el futuro: ¿cómo revertir la tendencia antes de que toda una generación quede marcada por una educación insuficiente?

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