Lo que viene con el IEPS: refrescos más caros, cigarros al doble y hasta impuestos a videojuegos violentos
El Paquete Económico 2026 trae ajustes que prometen mover el bolsillo y, según Hacienda, también la conciencia. La propuesta eleva el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a bebidas azucaradas, tabaco y, como novedad, suma un gravamen del 8% a los videojuegos con contenido violento.
La medida busca reducir el consumo de productos dañinos y financiar el costo de las enfermedades asociadas a ellos. En el caso de los refrescos, el IEPS subirá a 3.08 pesos por litro, incluso para los endulzados con sustitutos no calóricos. Un golpe que no distingue entre quienes buscan azúcar o quienes creen estar “cuidándose” con edulcorantes.
En el tabaco, el ajuste es aún más severo: la tasa ad valorem pasará de 160 a 200%, se aplicará un aumento gradual de la cuota específica hasta 2030 y se sumarán al esquema los nuevos productos de nicotina, como las bolsas que se popularizan entre jóvenes. Incluso los tabacos hechos a mano verán crecer su tasa a 32%.
El paquete no se detiene ahí. También propone aumentar de 30 a 50% el impuesto a las apuestas y aplicar un nuevo gravamen digital de 8% a los videojuegos violentos. Según el documento, el objetivo es combatir problemas como ansiedad, aislamiento o conductas agresivas que —argumenta Hacienda— se asocian al consumo intensivo de estos juegos.
Los recursos adicionales se integrarían a la recaudación federal participable, para ser usados en salud, educación, seguridad e infraestructura. Se trata de medidas que, aunque presentadas como “impuestos saludables”, no dejan de generar polémica.
En redes sociales, el anuncio provocó reacciones encontradas: mientras unos señalan que encarecer refrescos y cigarros es necesario en un país con altos niveles de obesidad y 63 mil muertes al año por tabaquismo, otros critican que la medida golpea sobre todo a los hogares con menos ingresos.
Con estos ajustes, el gobierno apuesta a que la factura de las enfermedades ligadas al consumo de azúcar, nicotina y adicciones digitales no siga pagándose solo desde el sistema de salud. Pero la pregunta persiste: ¿alcanzará con impuestos para cambiar hábitos tan arraigados?