Tragedia en la Copa Sudamericana: violencia extrema en el Independiente vs Universidad de Chile
La noche en Avellaneda se tiñó de violencia y horror. El partido de octavos de final de la Copa Sudamericana entre Independiente de Argentina y Universidad de Chile terminó en caos cuando las tribunas del Estadio Libertadores de América se convirtieron en un campo de batalla. Lo que debía ser una fiesta de futbol se transformó en escenas dramáticas que recorrieron el continente: hinchas arrojados desde lo alto, golpes, detonaciones, heridos graves y, según reportes locales, hasta tres fallecidos.
El marcador estaba 1-1 y el global favorecía al conjunto chileno, pero apenas iniciaba el segundo tiempo cuando se desató una riña que las autoridades no pudieron contener. Barristas de Independiente irrumpieron en el sector visitante y enfrentaron a los seguidores chilenos. La violencia escaló de inmediato: butacas arrancadas, bombas explotando, golpes y fanáticos tratando de escapar lanzándose al vacío desde las gradas superiores.
Videos difundidos en redes sociales mostraron escenas impactantes: aficionados de la U golpeados, despojados de su ropa y exhibida como trofeo en la tribuna rival. Varios hinchas fueron trasladados a hospitales en estado crítico. La policía intervino dentro y fuera del estadio, pero la situación ya era incontrolable. Periodistas chilenos denunciaron que quedaron atrapados dentro del inmueble sin protección, mientras los disturbios se extendían.
Partido cancelado y futuro incierto en la Copa
El árbitro Gustavo Tejera suspendió el encuentro y poco después la Conmebol lo dio por cancelado, dejando abierta la posibilidad de fuertes sanciones contra ambos equipos. De acuerdo con el reglamento, cuando los hechos violentos son atribuibles a los clubes o sus barras, se aplican castigos que pueden ir desde multas y suspensión de estadios hasta la descalificación de torneos internacionales. Tanto Independiente como Universidad de Chile podrían quedar fuera de la competencia.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, condenó los hechos y prometió apoyo a los connacionales heridos, además de exigir investigaciones. En Argentina, la crisis de violencia en los estadios vuelve a poner bajo la lupa a las barras bravas, mientras Conmebol prepara un fallo que podría marcar un precedente.
Lo ocurrido en Avellaneda es un recordatorio doloroso de cómo el futbol sudamericano, pese a su pasión desbordante, sigue siendo rehén de la violencia. Una noche que debió celebrarse por goles y jugadas terminó marcada por el miedo, la sangre y la incertidumbre. El balón se detuvo, pero la herida que deja este episodio tardará mucho en sanar.