Trump y Netanyahu promueven limpieza étnica disfrazada de “libre elección” en Gaza

La reunión entre Donald Trump y Benjamín Netanyahu en la Casa Blanca dejó en claro que la política colonial israelí cuenta con respaldo explícito del poder imperial estadounidense. Durante una cena oficial, ambos mandatarios acordaron avanzar en un plan para expulsar a miles de palestinos de la Franja de Gaza, bajo la narrativa engañosa de que se trata de una “decisión voluntaria”.

Mientras las bombas siguen cayendo sobre Gaza, Netanyahu entregó a Trump una carta donde lo propone al Premio Nobel de la Paz, en un acto que raya en el cinismo diplomático. Al mismo tiempo, reconoció que trabaja con el gobierno estadounidense para encontrar países que “reciban” a los palestinos expulsados, asegurando que “no deberían vivir en una prisión”.

La expulsión disfrazada de “libertad de movimiento”

Netanyahu definió el proyecto como una propuesta basada en la “libre elección”. Según sus palabras: “Si las personas quieren quedarse, pueden quedarse. Pero si quieren irse, deberían poder hacerlo”. Lo que omite el primer ministro israelí es que esa supuesta elección ocurre en un contexto de asedio militar, destrucción masiva y desplazamientos forzados.

Gaza ha sido reducida a escombros y hambre por meses de bombardeos israelíes. Hablar de elección en ese escenario es una falacia: lo que existe es un plan sistemático para vaciar el territorio palestino, bajo el respaldo abierto de Washington.

“Ciudad humanitaria” sobre las ruinas de Rafah

La visita de Netanyahu coincidió con declaraciones del ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, quien ordenó a sus fuerzas armadas la creación de una supuesta “ciudad humanitaria” sobre las ruinas de Rafah, en el sur de Gaza. El objetivo, según Katz, es reubicar allí por la fuerza a más de 600 mil palestinos, desplazándolos de sus comunidades devastadas.

El uso del término “ciudad humanitaria” es una perversión del lenguaje: se trata de campos de concentración modernos bajo control militar, donde se intenta normalizar la expulsión masiva como una respuesta “humanitaria”.

Fracaso diplomático y continuidad del genocidio

A pesar de las declaraciones de Trump, quien afirmó que Hamás aceptará pronto un cese al fuego de 60 días, las negociaciones indirectas en Catar volvieron a fracasar. En los hechos, la ofensiva israelí continúa sin tregua, con el apoyo logístico, político y económico de Estados Unidos.

Lejos de buscar la paz, Netanyahu y Trump parecen decididos a consolidar un nuevo episodio de limpieza étnica en Palestina, disfrazado de diplomacia. La historia los juzgará no como pacificadores, sino como cómplices de uno de los crímenes más atroces del siglo XXI.

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