Tomate mexicano en la mira: arancel del 17 % en puerta
A días de que expire el acuerdo que regula la exportación de tomate mexicano hacia Estados Unidos —vigente desde 1996—, el gobierno estadounidense, encabezado por Donald Trump, se prepara para imponer un arancel del 17 % a las importaciones del fruto, lo que impactaría directamente en los bolsillos de consumidores y trabajadores tanto de México como de EE.UU.
La medida, impulsada por productores de Florida con apoyo de legisladores republicanos, tendría un efecto inmediato: incremento del precio en supermercados, afectación a miles de empleos binacionales y desestabilización de uno de los principales flujos comerciales agrícolas del continente.
El blanco: el campo mexicano
Más del 70 % del tomate fresco que se consume en EE.UU. es importado, y de ese volumen, cerca del 90 % proviene de México. Las razones son claras: México ofrece un clima más favorable, infraestructura de invernaderos más eficiente y costos laborales más bajos. En lugar de competir con calidad y eficiencia, algunos sectores agrícolas estadounidenses han optado por recurrir al proteccionismo disfrazado de “justicia comercial”.
El director ejecutivo de NatureSweet, Rodolfo Spielmann, advirtió que su empresa —el mayor distribuidor de tomates en EE.UU.— tendrá que subir precios casi un 10 % si entra en vigor el arancel. “No hay escenario en el que pueda absorber esos costos. Los márgenes no son lo suficientemente altos”, declaró.
Florida quiere expulsar al tomate mexicano del mercado
La ofensiva tiene rostro e intereses claros. El vicepresidente ejecutivo de la Florida Tomato Exchange, Robert Guenther, celebró el fin del acuerdo: “En 30 años, los tomates estadounidenses han perdido participación de mercado”. Pero las cifras muestran que esta pérdida responde más a falta de competitividad que a dumping comercial.
A lo largo de las últimas décadas, productores mexicanos dominaron variedades como cherry, uva y heirloom gracias a la calidad de sus cultivos y la preferencia del consumidor. “No se trata de expulsar a nadie, simplemente ofrecemos un mejor producto”, respondió Matt Mandel, vicepresidente de la importadora SunFed Produce.
Golpe a la economía binacional
La ruptura del acuerdo no solo impactará en los precios al consumidor. También podría provocar una ola de despidos. Según un estudio de la Universidad Texas A&M, el comercio de tomates frescos entre México y EE.UU. sostiene cerca de 47 mil empleos en territorio estadounidense.
“La pérdida de estas importaciones se traducirá en pérdida de actividad económica y pérdida de empleos”, advirtió Andrew Muhammad, académico del Instituto de Agricultura de la Universidad de Tennessee.
Arizona y Texas, en contra; Florida, a favor
Mientras los gobernadores de Texas y Arizona han exigido al gobierno federal mantener el acuerdo por el impacto negativo que tendrá en sus economías, legisladores de Florida —donde se concentra la presión proteccionista— han apoyado la cancelación.
El Departamento de Comercio anunció que el pacto será eliminado a partir del 14 de julio si no se logra una prórroga. A estas alturas, el escenario más probable es un alza inmediata en precios, pérdida de empleos y una nueva tensión comercial con México, uno de los mayores socios agrícolas de Estados Unidos.
