Peso mexicano cede ante el dólar tras siete días al alza; volatilidad refleja impacto de decisiones en EE.UU.

Luego de siete jornadas consecutivas de ganancias, el peso mexicano rompió su racha positiva y cerró este miércoles con una ligera depreciación frente al dólar estadounidense, en medio de la incertidumbre por cifras laborales débiles en Estados Unidos y el posible endeudamiento histórico impulsado por el gobierno de Donald Trump.

De acuerdo con cifras del Banco de México, el tipo de cambio cerró en 18.7681 pesos por dólar, lo que representó una pérdida de 3.74 centavos o 0.20% respecto al cierre previo. Durante la jornada, el dólar se movió en un rango entre los 18.7167 y los 18.8154 pesos por unidad.

El debilitamiento del peso coincidió con el reporte del empleo privado en Estados Unidos, que mostró una caída de 33 mil plazas en junio, frente a los 95 mil empleos esperados por el mercado. A ello se suma el seguimiento al nuevo paquete fiscal aprobado por el Senado estadounidense, que podría aumentar en 3.3 billones de dólares la deuda pública, una cifra que mantiene en alerta a los inversionistas internacionales.

Especialistas apuntan a que el comportamiento del peso se mantiene dentro de parámetros técnicos de estabilidad, tras haber acumulado una ganancia de más de 43 centavos —2.28%— durante la última semana. Esta recuperación previa fue impulsada por el cese al fuego entre Irán e Israel, así como por avances en las negociaciones comerciales entre EE.UU. y Canadá.

Banorte señaló en un análisis que, pese a esta pausa, se espera que el peso retome su recuperación si logra perforar el soporte técnico de 18.65 pesos. En ese escenario, el siguiente objetivo sería 18.55, mientras que la resistencia clave se ubica en 18.85.

Analistas coinciden en que el desempeño del peso en los próximos días dependerá de los datos de empleo no agrícola en Estados Unidos, a publicarse mañana, así como de las señales que emita la Reserva Federal respecto a posibles ajustes en su tasa de interés. La estabilidad cambiaria, una vez más, parece estar a merced de las decisiones de la primera economía mundial.

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