El hombre que se dejó morder 200 veces por serpientes para crear un antiveneno universal
Tim Friede, un estadounidense de Wisconsin, pasó 18 años exponiéndose deliberadamente a mordeduras de serpientes venenosas —incluyendo cobras, mambas y víboras de cascabel— con un objetivo: volverse inmune a sus venenos. Su increíble resistencia llevó a científicos a estudiar su sangre, que podría ser clave para desarrollar el primer antiveneno universal.
De la autoexperimentación a la ciencia
Friede comenzó en los años 90 inyectándose pequeñas dosis de veneno y permitiendo que serpientes lo mordieran, registrando cada exposición. Aunque muchos lo consideraron imprudente, su cuerpo desarrolló una inmunidad única. En 2017, el inmunólogo Jacob Glanville lo contactó para analizar su sangre, descubriendo anticuerpos capaces de neutralizar toxinas de múltiples especies.
Con esa base, un equipo de científicos creó un cóctel de tres componentes que, en pruebas con ratones, demostró efectividad contra 13 de las serpientes más mortíferas del mundo, incluyendo la cobra real y la mamba negra. Los resultados, publicados en la revista Cell, abren la puerta a un tratamiento que podría salvar miles de vidas.
Un problema global con solución innovadora
Según la OMS, las mordeduras de serpiente causan entre 81,000 y 138,000 muertes anuales, principalmente en zonas rurales de Asia, África y América Latina. Los antivenenos actuales son específicos para cada especie, caros y con riesgos de alergias. El suero basado en la sangre de Friede, en cambio, podría ofrecer protección amplia y menor toxicidad.
Aunque aún faltan pruebas en humanos, los científicos creen que este avance podría revolucionar el tratamiento de envenenamientos. Mientras tanto, Friede, ahora empleado del laboratorio que estudia su caso, sigue siendo un testimonio viviente de cómo la determinación individual puede cambiar la ciencia.