El ascenso del mar amenaza al 80 % de los humedales del Golfo y Caribe mexicanos

El incremento del nivel del mar podría afectar hasta el 80 % de los humedales costeros en las zonas bajas del Golfo de México y el Mar Caribe, advierten investigadores que desarrollaron un modelo para identificar las áreas potencialmente inundables.

Este es el primer estudio que no solo estima la superficie en riesgo, sino que también evalúa la vegetación, el uso de suelo y la población humana expuesta. Según los cálculos, para el año 2100, un aumento de un metro en el nivel del mar provocaría la inundación de alrededor de 581 mil hectáreas; si el ascenso fuera de dos metros, la cifra superaría las 800 mil hectáreas. Los estados más afectados serían Yucatán, Campeche, Veracruz, Tabasco y Quintana Roo, con impactos severos en la agricultura, la ganadería y la pesca.

En cuanto a la población, el escenario de un metro de aumento implicaría una afectación directa a más de 124 mil personas, mientras que con dos metros serían más de 440 mil. Las áreas más vulnerables son humedales como manglares, marismas, estuarios, pantanos y lagunas.

Humedales, en la primera línea de riesgo

La investigación fue realizada por especialistas del Instituto Nacional de Ecología (Inecol) y del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM, quienes utilizaron tecnología satelital (SRTM) y escáneres LiDAR para construir modelos topográficos y simular dos escenarios: un aumento de uno y dos metros del nivel del mar.

El análisis identificó como zonas de alto riesgo a la Laguna de Tamiahua (Veracruz), los Pantanos de Centla (Tabasco), la Laguna de Términos (Campeche) y la reserva de Sian Ka’an (Quintana Roo). En todos los casos, los ecosistemas vulnerables cumplen funciones clave como filtración de agua, refugio de fauna, producción de alimentos y protección ante tormentas.

El investigador Edgar Sánchez, del Inecol, explicó que trabajan con 12 especies de plantas propias de humedales —como tulares y popales— para estudiar su tolerancia a la salinidad y al anegamiento. Algunas especies, asegura, no sobrevivirán a los cambios, mientras que otras serán desplazadas por flora más resistente.

“El aumento del nivel del mar tendría repercusiones económicas, sociales y ecológicas muy importantes en la costa atlántica de México”, advirtió Sánchez. A su vez, destacó que estos hallazgos permitirán diseñar estrategias de conservación y adaptación tanto para las comunidades humanas como para los ecosistemas costeros.

Aunque comúnmente se piensa que los humedales están siempre inundados, el investigador aclara que estos presentan variaciones en los niveles de agua, lo cual es fundamental para la germinación de muchas especies vegetales. El aumento sostenido de salinidad y de inundaciones podría impedir ese ciclo y provocar la pérdida de biodiversidad.

Entre las especies que podrían verse afectadas se encuentran Pontederia sagittataSagittaria lancifolia y el árbol Annona glabra, todas sensibles a cambios drásticos en su hábitat. En algunas zonas ya se reporta la aparición de “bosques fantasmas”: áreas de humedales boscosos muertos que están siendo reemplazadas por vegetación herbácea más tolerante a la sal.

Manglares bajo amenaza en Tabasco y Campeche

En los Pantanos de Centla, Tabasco, estudios realizados por Hugo López Rosas (UNAM) y Patricia Moreno (Inecol) entre 2018 y 2019 detectaron un incremento en la salinidad que provocó la muerte masiva de plantas como el tule (Typha domingensis), el carrizo (Phragmites australis) y el Annona glabra, todas dependientes de ambientes de agua dulce.

Los manglares, al estar más cerca de la costa, enfrentan además mayores riesgos por tormentas e incremento de temperatura. Si logran adaptarse, podrían desplazarse tierra adentro y ocupar zonas donde hoy predominan otras especies, como los tulares, reduciendo así el espacio para humedales de agua dulce.

En caso de no poder migrar, existe el riesgo de una pérdida significativa de cobertura de manglar, lo que afectaría directamente a la actividad pesquera, ya que estos ecosistemas funcionan como criaderos naturales de diversas especies de valor comercial y artesanal.

Algunos experimentos recientes también han demostrado que el mangle blanco (Laguncularia racemosa) puede prosperar en condiciones de alta salinidad, lo que a largo plazo podría convertirlo en una especie dominante y desplazar otras menos tolerantes. Este cambio ha afectado incluso al mangle negro, que ha comenzado a morir en zonas donde antes era común.

En Campeche, la Laguna de Términos —una de las más biodiversas del Golfo— también enfrenta un cambio en la composición de sus especies debido al aumento de la salinidad. Durante los años 2009-2010, la disminución de agua dulce provocada por el fenómeno de El Niño ya había afectado su productividad. Los investigadores advierten que, de continuar esta tendencia por el cambio climático, las consecuencias serán cada vez más severas.

Además, la región presenta erosión costera notable en zonas como Bahamitas, Las Bombas y Sabancuy, lo cual agrava aún más la vulnerabilidad de estos ecosistemas.

El ascenso del nivel del mar no es una amenaza lejana: es una realidad que ya comienza a transformar los paisajes naturales y a poner en jaque a las comunidades que dependen de ellos para sobrevivir.

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