Alberta desafía a Canadá: exige autonomía energética y abre la puerta a su separación

  • La provincia busca revertir políticas ambientales federales antes de decidir su futuro en la nación

La primera ministra de Alberta, Danielle Smith, anunció el inicio de negociaciones con el gobierno federal canadiense para revertir leyes que, según ella, perjudican gravemente la economía de su provincia. A la par, advirtió que el próximo año podría celebrarse un referéndum en el que los ciudadanos decidirían si Alberta debe separarse de Canadá.

La prioridad del gobierno albertano es lograr que se deroguen las leyes que limitan las emisiones industriales de carbono y aquellas que obligan al país a implementar una red eléctrica con emisiones netas cero. Smith argumenta que estas políticas están frenando inversiones millonarias y deteriorando la economía de la región, fuertemente dependiente del petróleo y el gas.

Además, busca garantizar corredores de transporte que conecten a Alberta con las costas del Atlántico, Pacífico y Ártico, permitiendo así que sus recursos energéticos lleguen a los mercados globales sin restricciones.

Tensión federal y advertencia de ruptura

Smith no anunció de manera directa una pregunta sobre independencia en las urnas, pero su administración ya redactó una legislación que permitiría a los ciudadanos convocar un referéndum si al menos el 10% de los votantes lo solicita mediante una petición formal. Aunque Alberta no ha tenido procesos independentistas como los de Quebec, sí ha habido antecedentes de movimientos separatistas, especialmente tras decisiones federales percibidas como hostiles hacia el sector energético.

La tensión creció tras la reciente victoria del Partido Liberal, encabezado por el primer ministro Mark Carney, quien asumió el cargo en marzo. La mayoría de los habitantes de Alberta apoyó al Partido Conservador, que obtuvo cerca del 65% del voto popular en la provincia y ganó 34 de los 37 escaños disponibles.

Smith ya había advertido a Carney sobre la urgencia de atender nueve puntos específicos, incluyendo los temas energéticos y de infraestructura, y dijo que debían resolverse en los primeros seis meses de su mandato para evitar una crisis de unidad nacional.

Una búsqueda constante de autonomía

Desde que asumió en 2022, Danielle Smith ha impulsado medidas para reducir la influencia del gobierno federal en Alberta. Entre ellas se encuentran propuestas para salir del sistema nacional de pensiones, crear una empresa eléctrica estatal que opere al margen de las normas ambientales de Ottawa, y sustituir a la Real Policía Montada de Canadá por una corporación policial provincial.

En sus declaraciones más recientes, Smith expresó que un número creciente de ciudadanos en Alberta ha perdido la esperanza en un futuro próspero dentro de Canadá. Aunque su llamado no representa aún una ruptura formal, sí marca un endurecimiento en la postura de la provincia respecto a Ottawa.

No es la primera vez que Alberta coquetea con la idea de la separación, aunque en el pasado estos movimientos no han prosperado. Sin embargo, el discurso actual refleja un malestar profundo y sostenido, alimentado por la sensación de que las decisiones federales no representan los intereses económicos y políticos de la provincia.

El futuro inmediato dependerá de las negociaciones entre Smith y Carney, y de si logran llegar a acuerdos antes de que la opción de separación llegue a las boletas. La tensión entre desarrollo económico y regulaciones ambientales podría escalar a un nuevo capítulo en la historia de la federación canadiense.

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