El cuachalalate: el árbol mexicano que combate las várices y mejora la circulación
Originario del sur de México, el cuachalalate (Amphipterygium adstringens) es un árbol venerado en la medicina tradicional por sus múltiples beneficios, especialmente para tratar várices, mejorar la circulación sanguínea y aliviar problemas digestivos y cutáneos. Su corteza, convertida en infusión, es un remedio ancestral que previene la inflamación venosa y fortalece la salud cardiovascular.
Un aliado contra las várices
Las várices, causadas por el mal funcionamiento de las válvulas venosas, provocan dolor, hinchazón y pesadez en piernas. La decocción de cuachalalate —consumida como té frío o caliente— ayuda a reducir la inflamación, promueve el flujo sanguíneo y previene su aparición. Sin embargo, los especialistas recomiendan consultar a un médico antes de usarlo como tratamiento principal.
Propiedades versátiles
Más allá de las várices, esta planta es un remedio multifuncional:
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Digestivo: Combate úlceras gástricas y se usa como enjuague bucal.
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Dermatológico: Su cocción aplicada en la piel trata infecciones, urticarias y heridas.
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Sistémico: Se le atribuyen efectos purificadores de la sangre, reductores de colesterol e incluso potencial para aliviar males hepáticos o diabetes.
Uso tradicional y precauciones
Conocido también como palo santo o volador, el cuachalalate se emplea en forma de té, ungüento o lavados tópicos. Aunque su resina se usa para granos y su corteza pulverizada para lesiones, es clave recordar que su uso debe complementar —no reemplazar— los tratamientos médicos convencionales.
Este árbol, símbolo de la herbolaria mexicana, sigue siendo un tesoro terapéutico, pero su consumo responsable es esencial para aprovechar sus beneficios sin riesgos.