China rompe con el gas estadounidense y estrecha lazos energéticos con Rusia
China ha suspendido por completo sus importaciones de gas natural licuado (GNL) proveniente de Estados Unidos desde hace más de diez semanas, marcando un nuevo capítulo en la creciente guerra comercial entre ambas potencias. Así lo reporta el Financial Times, citando datos de transporte marítimo que evidencian cómo las tensiones han alcanzado también al sector energético.
El último cargamento estadounidense llegó a territorio chino el pasado 6 de febrero, cuando un buque con 69,000 toneladas de GNL procedente de Texas atracó en la provincia de Fujian. Un segundo envío fue desviado a Bangladés luego de que no lograra arribar antes del 10 de febrero, fecha en que Pekín impuso un arancel del 15 % al gas estadounidense. Desde entonces, la tarifa se ha incrementado drásticamente hasta alcanzar el 49 %, dejando al GNL de EE.UU. fuera del mercado chino por falta de competitividad.
“Habrá consecuencias a largo plazo”, advirtió Anne-Sophie Corbeau, experta en energía del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia. Según su análisis, es poco probable que los importadores chinos vuelvan a firmar contratos con proveedores estadounidenses.
En paralelo, este distanciamiento podría beneficiar a Rusia. El embajador chino en Moscú afirmó recientemente que su país planea aumentar sus compras de GNL ruso, y que numerosas empresas chinas ya están solicitando apoyo a su embajada para establecer contacto con nuevos proveedores.
El conflicto comercial ha continuado escalando. El pasado 2 de abril, el presidente Donald Trump impuso fuertes aranceles a los principales socios comerciales de EE.UU., siendo China uno de los más afectados con una tasa del 54 %. Pekín respondió el 10 de abril con nuevos gravámenes del 34 % a todas las importaciones estadounidenses. Actualmente, los aranceles mutuos han alcanzado niveles extremos: 125 % por parte de China y 145 % por parte de EE.UU.
La situación se agravó aún más el 15 de abril, cuando la administración Trump advirtió que podría elevar los aranceles a las exportaciones chinas hasta un 245 % como represalia por las últimas medidas tomadas por Pekín. En respuesta, China suspendió la exportación de minerales raros e imanes, insumos clave para industrias estratégicas como la automotriz, aeroespacial y de semiconductores, afectando no solo a EE.UU. sino a mercados globales enteros.
El conflicto comercial, que comenzó con productos agrícolas y manufacturas, ha escalado ahora al ámbito energético y tecnológico, sin señales claras de una pronta resolución.