Aunque en las semifinales México venció a Panamá 3-0 y Estados Unidos superó a Jamaica 3-1 en tiempo extra, se esperaba un ritmo diferente en la final. Sin embargo, desde el inicio del partido, Estados Unidos dominó el juego y puso en aprietos a México. A pesar de algunos intentos de la Selección Mexicana, especialmente por parte de jugadores como Hirving Lozano y Henry Martín, no lograron incomodar al arquero Matt Turner.

El partido estuvo marcado por las constantes faltas, con un total de 14, lo que reflejó la intensidad del encuentro. Sergiño Dest se destacó por sus incursiones en el ataque, convirtiéndose en un problema constante para la defensa mexicana.

El primer gol llegó para Estados Unidos antes del descanso, con un disparo de Tyler Adams desde fuera del área. A pesar de los esfuerzos de México por reaccionar en la segunda mitad, Estados Unidos amplió su ventaja con un gol de Gio Reyna, sentenciando así el partido.

La recta final del encuentro estuvo marcada por situaciones extra-cancha, incluyendo el grito homofóbico de la afición mexicana, lo que llevó al árbitro a detener el juego en un momento dado. Con esta victoria, Estados Unidos celebró una vez más un título frente a su máximo rival, demostrando su dominio en la región.