Suecia, modelo de igualdad, enfrenta su sombra: amenazas que callan a las mujeres
El aumento de amenazas, odio y acoso contra mujeres en la política sueca está provocando renuncias y autocensura, alertó la Agencia de Igualdad de Género, que considera la tendencia un riesgo para la democracia. La discusión tomó fuerza tras la renuncia de Anna-Karin Hatt, líder del Partido del Centro, quien dejó el cargo al sentirse vigilada y vulnerable incluso en casa.
El caso reavivó temores tras el asesinato de Ing-Marie Wieselgren en 2022 y el intento de ataque contra la entonces dirigente Annie Lööf. Para muchas funcionarias, el ambiente se ha vuelto más hostil y polarizado. Investigadoras y autoridades coinciden en que este clima inhibe la participación de mujeres, en especial de las más jóvenes.
Un estudio del Consejo Nacional para la Prevención del Delito reporta que 26.3% de las representantes electas sufrió amenazas o acoso, frente al 23.6% de los hombres. La percepción de vulnerabilidad también es mayor: 32.7% de las mujeres dice sentirse expuesta, contra 24% de los hombres. Entre personas de origen extranjero, la cifra sube a 31.5%.
La consecuencia inmediata es limitar la actividad en redes y evitar temas sensibles, como migración, donde muchas mujeres prefieren callar para no ser blanco de ataques. Investigadoras advierten que este silencio reduce la diversidad de voces y condiciona la agenda legislativa.
La apertura de datos personales en Suecia agrava el problema: la información ciudadana es pública por ley, lo que ha sido aprovechado por bandas criminales para ataques, aumentando el temor entre funcionarias.
Amineh Kakabaveh, exdiputada con protección policial por amenazas, sostiene que cada mujer silenciada representa un retroceso democrático. La ministra de Igualdad, Nina Larsson, pidió un cambio cultural en el comportamiento digital y mayor responsabilidad de las plataformas para frenar el odio en línea.
