Las escalofriantes memorias de Virginia Giuffre: la revelación del Príncipe Andrés como cliente de Epstein
Las memorias póstumas de Virginia Giuffre, la mujer que destapó el escándalo de Jeffrey Epstein, sacuden a la realeza británica con una afirmación explosiva: el Príncipe Andrés, Duque de York, creía que abusar de ella era su «derecho de nacimiento».
En su libro La chica de nadie: memorias de una superviviente del abuso y la lucha por la justicia, Giuffre describe sus encuentros íntimos con el príncipe, que se produjeron cuando ella aún era menor de edad y estaba atrapada en el círculo de adolescentes traficadas por Epstein y Ghislaine Maxwell.
Giuffre, quien se convirtió en la figura central de las acusaciones contra Epstein y el Duque de York, relata tres citas sexuales. El Príncipe Andrés ha negado reiteradamente las acusaciones y evitó ir a juicio civil tras llegar a un acuerdo multimillonario con Giuffre.
Los extractos de las memorias narran el primer encuentro en Londres en marzo de 2001. Giuffre, de 17 años, fue presentada al príncipe por Ghislaine Maxwell. El príncipe adivinó su edad correctamente, señalando que sus hijas eran solo un poco menores que ella. Después de cenar y bailar en el club Tramp, donde el príncipe era un «bailarín un poco torpe» y sudaba profusamente, regresaron a la casa de Maxwell. Fue allí donde tuvieron relaciones sexuales.
La víctima describe el comportamiento del príncipe como «con derecho, como si creyera que tener sexo conmigo era su derecho de nacimiento». Al día siguiente, Maxwell le dio su aprobación, diciéndole: «Lo hiciste bien. El príncipe se divirtió», y Epstein le pagó 15 mil dólares por «servir al hombre que los tabloides llamaban Randy Andy».
Giuffre también detalla un segundo encuentro en Nueva York, donde se tomó una fotografía en la que Maxwell dispuso una marioneta del príncipe sobre el regazo de Giuffre, en un gesto que ella interpretó como la confirmación de que eran «títeres» en manos de Epstein y Maxwell. El tercer encuentro, según la autora, fue una orgía en la isla privada de Epstein en el Caribe, a la que él llamaba «Little Saint Jeff’s».
La asociación del príncipe Andrés con Jeffrey Epstein destrozó su reputación, obligándolo a retirarse de la vida pública y convirtiéndolo en una fuente de vergüenza para la monarquía. Giuffre, quien luchó durante años para que sus acusaciones fueran escuchadas, murió en abril pasado. Su testimonio póstumo busca demostrar que Epstein no era una anomalía, sino un ejemplo extremo de cómo algunos hombres poderosos creen estar por encima de la ley.